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Llevaba casi dos décadas sin ver a su sobrina, por lo que decidió presentarse en una comisaría para denunciar su desaparición. El trabajo del Grupo de Homicidios, que son los que se hacen cargo de este tipo de casos, no tardó en dar sus frutos y los investigadores la localizaron en una casa de la capital malagueña, donde llevaba encerrada 18 años.
Las pesquisas comenzaron hace unas semanas, tras la denuncia, cuando los agentes observaron que no existían registros públicos que acreditaran movimientos de la desaparecida. De hecho, su última renovación del DNI databa del año 2001 y tampoco constaban asistencias médicas en las bases de datos del Servicio Andaluz de Salud.
La investigación llevó directamente al domicilio familiar. Los vecinos explicaron a los policías nacionales que solo veían salir de la vivienda de forma esporádica a la madre y a una hermana de la desaparecida, pero a nadie más. También relataron que salían muy poco y que incluso recibían la compra a domicilio.
Todos los intentos de los agentes del Grupo de Homicidios en la vivienda para lograr que la mujer les dejara comprobar el estado de salud de su hija denunciada como desaparecida fueron infructuosos. Además, sabían que la situación en el núcleo familiar era «especial», ya que una funcionaria pública les explicó que había gestionado diversos trámites para que la madre pudiese seguir cobrando la pensión de viudedad, al estar un año sin percibirla por falta de renovación de documentación, e incluso tramitarle la instalación de un contador tras un corte en el suministro del agua.
Ante la posibilidad de que la desaparecida se encontrara en una situación de grave riesgo para su integridad, los policías nacionales solicitaron a la autoridad judicial un mandamiento de entrada en el domicilio. Accedieron en la mañana del jueves 29 de octubre, en compañía de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Málaga, teniendo que utilizar la fuerza debido a la negativa de sus moradoras a facilitar el acceso.
Una vez en el interior, los investigadores localizaron a la desaparecida, que manifestó espontáneamente estar confinada en la vivienda por propia voluntad, así como a su madre y a su hermana, todas en un estado emocional alterado. Finalmente, los tres miembros de la familia accedieron voluntariamente a su traslado a un hospital para recibir asistencia médica especializada.
Siempre según han precisado desde la Comisaría Provincial, la desaparecida fue localizada sin musculatura en las piernas debido a la falta de actividad física, lo que le impedía caminar con normalidad.
La mujer manifestó espontáneamente a los agentes que llevaba «años» confinada en su domicilio por voluntad propia. Tanto ella como su madre y su hermana accedieron a ir al hospital para ser sometidas a un reconocimiento médico más completo. Al parecer, las tres sufren una patología mental, lo que explicaría esa reclusión y que hubieran ido perdiendo todo contacto con su entorno y con la sociedad en general, ya que, en el caso de la mujer localizada, no hay registros suyos en hospitales, administraciones u hoteles. Como si sus últimos 18 años no hubieran existido.
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