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Habían urdido un plan con el objetivo de terminar con sus vidas. Los dos hombres de origen sueco, sin imaginar que les habían tendido una trampa, cayeron completamente en la misma al acudir a la finca de Mijas en la que le esperaban sus verdugos.
Allí estaba uno de los hombres que esta semana se sienta en el banquillo de los acusados en Málaga como presunto autor del secuestro y el -brutal- crimen en el que murió uno de ellos. El otro, a pesar de que estaba maniatado y había recibido varios golpes y puñaladas, logró escapar del chalé.
Los hechos sucedidos aquella tarde, la del 17 de agosto de 2018, dieron lugar a una investigación en la que intervinieron agentes de la Guardia Civil en colaboración con el Departamento Nacional de la Policía Sueca, y que se saldó con la operación denominada 'Tijereta'.
Tras la actuación de los agentes, ocho personas -seis de ellas en España y dos en Suecia- quedaron detenidas, todas ellas supuestamente involucradas en una importante trama sueca dedicada al narcotráfico y el blanqueo de capitales con ramificaciones en la provincia de Málaga.
Según concluyeron los investigadores del caso, el hombre ejecutado era el líder de esta organización criminal. Esta semana, cinco varones se sientan en el banquillo de los juzgados por su implicación en el secuestro de los dos ciudadanos suecos y el homicidio de uno de ellos.
Cuatro de ellos han reconocido que, aunque de distintas formas, tuvieron relación con lo ocurrido en la finca de Mijas. De esta forma han alcanzado un acuerdo de conformidad con la Fiscalía, que ha retirado su acusación sobre el quinto procesado.
Pese a que los encausados ya han admitido su culpabilidad, el juicio lleva celebrándose desde este lunes y un jurado popular, una vez concluidas todas las pruebas, tendrá que dictar un veredicto, lo que está previsto que ocurra este viernes.
Según se expone en el escrito del fiscal, modificado una vez que los investigados se declararon culpables y al que ha tenido acceso este periódico, aquel día las víctimas fueron engañadas para que acudieran a la vivienda en la que, nada más llegar, fueron asaltadas con gran violencia.
Los dos ciudadanos suecos, una vez reducidos, fueron amordazados y atados de pies y manos con bridas y cintas americanas. Acto seguido los separaron, trasladando al que acabaría ejecutado a un cuarto de baño, donde se vio sometido a distintos métodos de tortura.
Durante varios minutos estuvo recibiendo puñetazos a lo largo del cuerpo, siendo estrangulado y sufriendo heridas de tipo punzante en diferentes localizaciones. Finalmente recibió siete disparos con un arma de fuego, lo que provocó su muerte por hemorragia interna.
El otro individuo, quien hoy tiene la condición de testigo protegido, fue conducido y encerrado en una habitación en la que había productos de limpieza, donde a ratos permanecía custodiado por los asaltantes. Tras acabar con la vida de su acompañante, los sicarios fueron a por él y lo arrastraron por el pasillo, a la vez que lo golpeaban.
De acuerdo con el escrito acusatorio, el superviviente logró liberarse de las ataduras durante ese forcejeo e intentó escapar, aunque esa vez no tuvo éxito. Sus captores lo retuvieron agarrándolo por la camiseta y lo introdujeron nuevamente en la finca, donde durante minutos estuvo recibiendo puñaladas con un cuchillo.
Pero el hombre intentó huir de nuevo y esa vez sí le salió bien. Consiguió salvar su vida tras saltar un muro que daba a la vivienda del vecino, donde pidió auxilio.
Encubrimiento de homicidio
En los hechos descritos anteriormente, de acuerdo con el último escrito del Ministerio Público, únicamente habría participado uno de los acusados -en compañía de más personas que no fueron identificadas-, a quien se le reclama una pena de trece años de prisión como presunto autor de los delitos de homicidio, lesiones con instrumentos peligrosos y tenencia ilícita de armas.
El resto de los encausados, con la nueva calificación, están procesados como supuestos autores de un delito de encubrimiento de homicidio por el que se les pide dos años de cárcel.
Así, según recoge la acusación, dos de los sospechosos, tras tener conocimiento de lo ocurrido en la parcela de Mijas, ayudaron al acusado implicado en el secuestro y el crimen a preparar su huida en un taxi con ayuda de otro de los investigados.
Los cuatro individuos fueron interceptados por la Guardia Civil en la A-7, cuando se dirigían a Algeciras. Según concluyeron los investigadores, iban de camino a tomar un ferry para escapar a Marruecos.
Por otra parte, como se expone en el último escrito del fiscal, el quinto encausado llevaba días alojándose en el chalé en el que sucedieron los hechos junto a su familia y no se encontraba allí cuando ocurrieron los episodios violentos.
Al llegar vio el cadáver en el suelo del pasillo e intentó limpiar la escena del crimen, pero terminó marchándose con su familia para regresar a la vivienda más tarde, cuando ya se encontraba allí la Guardia Civil. El hombre quedó detenido, aunque más tarde quedó en libertad y el fiscal ha retirado la acusación que pesaba sobre él.
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