Investigado en Málaga por supuestas agresiones sexuales a seis niñas de su familia

El testimonio que destapó el caso corresponde a una niña de tan sólo nueve años. No fue ella, sino su psicóloga, quien citó a la madre a principios de 2022 para informarle de que, durante una sesión, la pequeña le había contado que un primo le había realizado tocamientos en varias ocasiones.

Ante esta revelación, la progenitora acudió a su centro de salud para que la exploraran y le extendieran un parte médico. Después conversó con la trabajadora social, a la que le contó lo sucedido, y después de esa charla decidió no denunciar para evitar causar un trauma a la niña, que estaba muy reacia a hablar, y optó por que siguiera tratándola la psicóloga.

Pese a la decisión de la mujer, el centro de salud notificó lo sucedido al juzgado de guardia, que en aquella fecha era el de Instrucción número 11 de Málaga capital. Y el magistrado ordenó al Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional que investigara lo sucedido.

El 15 de marzo de 2022, los agentes de esta unidad contactaron por teléfono con la madre, que repitió lo que le habían contado la psicóloga y su hija, aunque reiteró su deseo de no denunciar los hechos. Los policías recabaron el informe de la trabajadora social, consultaron los antecedentes del sospechoso (cuatro, aunque ninguno por delitos de naturaleza sexual) y el 4 de abril remitieron un atestado al juzgado.

Al correrse la voz sobre lo ocurrido, otra madre de la familia, que en este caso sería cuñada del sospechoso, decidió hablar con sus hijas para comprobar si a ellas les había ocurrido algo parecido. Era mayo de 2022. La primera lo negó, aunque más tarde acabaría revelando que sí había sufrido tocamientos, pero que no había querido contarlo porque le daba pena cómo pudiera afectar eso a su tía y sus primas.

Al escucharla, su hermana, que sufre una discapacidad psíquica del 75%, confesó espontáneamente que ella también había sido víctima de abusos por parte de su tío político, según los testimonios recabados en la investigación de la policía y que obran en los juzgados que entienden del caso.

El primer impulso de la madre fue contactar con su hermana, pero al ver que ella no daba credibilidad a los hechos decidió cortar la relación. La mujer llegó a ir a comisaría, aunque tampoco ella denunció en aquel momento porque era la palabra de sus hijas contra la de él.

Fue en el colegio de las menores donde, en octubre de ese mismo año, detectaron que una de las niñas refería unos posibles abusos y citaron a la madre a una reunión con el equipo pedagógico. En ese encuentro, la mujer volvió a contar lo que le habían dicho sus hijas y el caso, ahora sí, se judicializó.

La titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Málaga ofició al Grume de la Policía Nacional para que indagara. Al chequear la identidad del denunciado, los agentes comprobaron que no tenía antecedentes por abusos, pero se toparon con su propia investigación, la de la primavera pasada, sobre otra niña, prima política del individuo.

El caso aún se ampliaría a otra unidad familiar. Entre noviembre y diciembre de ese año, tres hermanas comparecieron en comisaría para denunciar al sospechoso, marido de su tía carnal, por numerosas agresiones sexuales. Dos de ellas ya son mayores de edad, aunque los hechos que relataron habrían sucedido cuando aún eran menores.

Casi todas las víctimas coinciden en que los tocamientos ocurrían en el domicilio del sospechoso cuando éste y su mujer se quedaban a cargo de las menores. Una de las jóvenes también manifestó haber sufrido agresiones sexuales durante una escapada de fin de semana a una casa rural donde se reunió toda la familia para celebrar que habían levantado las restricciones de la Covid-19.

Por su parte, la más pequeña de las tres hermanas refirió haber sufrido «infinidad» de agresiones desde los ocho años con la excusa de jugar a los médicos o a darse masajes. Y que, según su declaración, le premiaba con dinero, chocolatinas o vápers.