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Imagen del núcleo rural de Espino, al norte del término municipal de Alcaucín, cerca del Boquete de Zafarraya. E. CABEZAS
Sucesos en Málaga

«Se ensañó con ellos como si fuera a matarlos con el pico, sin conocerlos de nada y sin motivo. Mi sobrina se tuvo que refugiar en la casa»

El hermano de José Carlos y cuñado de Ana, las víctimas del «brutal» asalto a la vivienda rural en el núcleo de Espino, asegura que el presunto autor llegó a la pedanía de Alcaucín en la tarde anterior desde la provincia de Granada

Viernes, 4 de julio 2025, 00:12

Espino es uno de los ocho núcleos principales que conforman el término municipal de Alcaucín, una pequeña localidad del interior de la Axarquía, con apenas 2.600 habitantes empadronados. A escasos dos kilómetros de distancia en línea recta del Boquete de Zafarraya, que configura el límite con la vecina provincia de Granada, en esta pequeña aldea apenas viven todo el año una decena de vecinos. Los fines de semana y en verano sí tiene bastante más trasiego, pero en total no suman ni treinta viviendas. En una de ellas, a escasa distancia del núcleo principal, se había instalado desde hacía unos días José Carlos, de 56 años, y su mujer, Ana, de 57, junto a su hija mayor, Ana, de 30.

Aunque el matrimonio vive en Vélez-Málaga, a él lo operaron de cataratas el pasado lunes y decidió irse al campo «para estar más tranquilo». Jamás imaginó que su vivienda rural podría ser asaltada por un desconocido, que lo agredió brutalmente en la cabeza, al igual que a su mujer, utilizando un pico que había en la parcela. Ocurrió a primera hora de la mañana de este pasado miércoles, tal y como avanzó SUR.

Aunque el matrimonio vive en Vélez-Málaga, a él lo operaron de cataratas y decidió irse a su casa rural

Su hermano Domingo ha relatado a este periódico, cómo ocurrieron los hechos, tras visitarlos en el Hospital Regional de Málaga, donde sus dos familiares permanecen ingresados, él en coma, con pronóstico reservado, y ella, consciente, tras ser operada de urgencia. Ambos presentan graves lesiones en la cabeza y en el cuello, tras ser golpeados brutalmente con la herramienta para cultivar el huerto que tienen en la parcela, presuntamente por un hombre de mediana edad, de origen magrebí.

«Por lo visto es un magrebí que llegó a Espino en la tarde anterior, dijo que procedente de Granada, que había estado antes viviendo en Motril y en Zafarraya, pero que no le gustaron esos sitios, y que quería instalarse en Málaga», ha explicado el hermano de una de las dos víctimas, quien ha negado que sus familiares conocieran «absolutamente de nada» a su presunto agresor.

«Saltó la cancela de hierro»

«Parece ser que unos vecinos, también magrebíes, le dieron algo de comer y que se quedó fuera en la calle durmiendo en unos cartones. Luego fue de nuevo a esa misma casa a pedir que le dejaran lavarse y ya no le permitieron entrar», ha manifestado Domingo. Según su testimonio, el presunto agresor «saltó la cancela de hierro que tiene su hermano en la finca, pasadas las 7.00 horas».

«Mi cuñada fue la primera que escuchó los ruidos y se asomó. Lo vio que estaba merodeando entre los coches y avisó a mi hermano. Él salió y le dijo que qué hacía allí. Parecía que se iba a ir pero de pronto cogió un pico que tiene él en la parcela, en la zona del huerto, y se tiró para mi hermano. Se ensañó con ellos como si fuera a matarlos con el pico, sin conocerlos de nada y sin motivo. Mi sobrina se tuvo que refugiar en la casa», ha relatado.

Imagen del acceso a la vivienda donde ocurrieron los hechos, con la cancela de hierro que saltó el presunto agresor. E. CABEZAS

Así, tras golpear primero brutalmente en la cabeza y en el cuello al hombre, hizo lo propio con ella, que salió en auxilio de su marido. A la hija también intentó agredirla, pero la joven consiguió zafarse y huyó hacia la casa, cerrando con la llave. Fue la que dio la voz de alarma ante la «brutal» escena «de película» que había contemplado. Aún así el hombre la persiguió y rompió varios cristales de las ventanas, tratando de entrar, según su tío. El presunto agresor huyó, pero fue detenido a las pocas horas en las inmediaciones por agentes de la Guardia Civil.

«Esto es un sitio muy tranquilo, de campo, la gente que vive es muy pacífica y trabajadora», asegura un vecino

Los vecinos de Espino con los que ha podido hablar este periódico no se terminaban de creer lo ocurrido este pasado miércoles. «Esto es un sitio muy tranquilo, de campo, la gente que vive es muy pacífica y trabajadora, pero nunca sabes quién puede venir por aquí. Es un sitio muy de paso desde Zafarraya, por carriles. Ya está uno con la mosca detrás de la oreja», ha confesado Antonio, de 62 años, que junto a su hermano David, de 48, tienen una casa a la que acuden por las tardes «para regar el huerto» y algunos fines de semana «a descansar y disfrutar con la familia».

«Me he criado con José Carlos y es una magnífica persona, nunca le haría daño a nadie, no tenía problemas con nadie. Y mira que al pobre lo habían operado de cataratas unos días antes, y que está prejubilado tras haber trabajado muchos años como jardinero en Málaga capital con una empresa», ha apostillado el mayor de estos dos hermanos criados en Espino, pero residentes en la ciudad.

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«Se ensañó con ellos como si fuera a matarlos con el pico, sin conocerlos de nada y sin motivo. Mi sobrina se tuvo que refugiar en la casa»