El emotivo adiós del comisario provincial de Málaga, Enrique Barón, tras 45 años de servicio

Con un brillo de emoción en la mirada, ha entonado la última orden de su trayectoria profesional. Un «rompan filas» que ponía cierre al acto institucional de bienvenida a los agentes, en el que también ha estado presente el subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas. Barón pasa a la situación de agente retirado -porque un policía nunca se jubila- «con la íntima satisfacción del deber cumplido».

Todavía no había planeado cómo pasaría el día una vez que termine su última jornada, aunque, como avanzaba, seguramente los pasaría junto a los compañeros que lo han acompañado en su etapa final como comisario. Porque han sido una pieza clave de su propia vida, incidía, y una especie de suerte por la que se siente del todo agradecido. De ahí que también haya recomendado a los agentes en prácticas que tengan muy en cuenta el valor de la amistad durante su profesión: «Sed dignos de la lealtad, de la amistad y de la confianza de vuestros jefes, de los compañeros y compañeras».

Cabe señalar que Barón ha sido uno los policías nacionales más joven en ascender a comisario en España y actual número uno en el escalafón, referente en la lucha contra el terrorismo en los años más sangrientos de ETA. «Recuerdo que nos regalaban un llaverito, por allá por los años 80, y que en una de las caras ponía, además de proteger a los demás, protégete a ti mismo».

Con la tragedia reciente que ha golpeado a la Policía Nacional en Málaga tras la muerte del subinspector Antonio Ramos, embestido por tres delincuentes a la fuga, el comisario ha tenido más presente que nunca ese consejo, que ha transmitido a los nuevos efectivos: «Protegeros a vosotros mismos y a vuestros compañeros cuando intervengáis, que perfectamente es congruente con proteger a los ciudadanos».

Licenciado en Derecho, Barón inició su formación en el año 1980 en la Academia General Militar y, cinco años más tarde, pasó a la categoría de teniente de la Policía Nacional y destinado al País Vasco, concretamente a la Comisaría Provincial de Vitoria.

Tras su paso por distintas plantillas, ascendió a inspector jefe en 1991, cuando le fue encomendado el mando de la sección de operaciones de la Jefatura de Unidades de Intervención Policial, especializada en hacer frente a graves alteraciones de la seguridad pública, protección de altas personalidades y dispositivos de riesgo.

Solo unos años más tarde, en 1995, promocionó a comisario y, en 2010, a comisario principal. He aquí algunos de los puestos de dirección y responsabilidad que ha ocupado a lo largo de su trayectoria: