La doble tragedia en Mijas destapa un túnel clandestino en la red de alcantarillado
Una de las hipótesis que barajan los investigadores es que el pasadizo podría estar siendo empleado para trasladar, esconder o consumir sustancias estupefacientes
La Guardia Civil continúa con las pesquisas para esclarecer todos los flecos que rodean a la doble tragedia vivida este martes en Mijas y uno ... de los focos lo tiene puesto en la arqueta donde fue localizado el cadáver de Raúl Heredia, de 41 años, que llevaba desaparecido desde el pasado jueves. Según las distintas fuentes consultadas por este periódico, el sistema de alcantarillado se había convertido en una especie de túnel clandestino que era empleado por algunos vecinos para entrar y salir de la barriada.
Una de las hipótesis que barajan los investigadores es que el pasadizo también podría estar siendo empleado para trasladar, esconder o consumir sustancias estupefacientes. Este extremo deja a su vez la incógnita de si el desaparecido, con un importante historial de antecedentes y de ingresos en prisión, estaría empleando la red de alcantarillado con estos fines y si el motivo de su desaparición estaría relacionado con estas cuestiones.
No obstante, los agentes del Instituto Armado a cargo de la investigación permanecen aún a la espera de los resultados de la autopsia por parte de los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga, que responderá a la cuestión primordial: si Raúl perdió la vida por un accidente en la arqueta o se produjo violencia previa.
El amplio despliegue por aire, mar y tierra para localizar a Raúl terminó este martes con el peor de los desenlaces: la Guardia Civil encontró su cadáver en la arqueta en las inmediaciones de la barriada Molinos de Viento de Mijas, donde vivía junto a su familia. Pero, no fue la única desgracia. Tras su hallazgo, uno de sus hijos, de 23 años, supuestamente disparó a un primo de su padre, de 57 años, al creer que este se trataba del responsable de su muerte, extremo que el Instituto Armado, si bien, no ha aclarado de momento.
Eran las seis de la tarde aproximadamente cuando el Servicio de Emergencias 112 recibió una llamada que alertaba de disparos a pocos metros del lugar donde los agentes habían encontrado el cuerpo sin vida de Raúl. Uno de sus hijos, que seguía de cerca el dispositivo y estaba convencido -del mismo modo que el resto de familiares- de que no se había marchado por voluntad propia, se dirigió a la vivienda de un primo de su padre, de 57 años, con una escopeta.
Y es que el día que a Raúl se le perdió la pista (el pasado jueves 24 de julio), las cámaras de seguridad de un comercio de la zona, situada junto a un río, lo grabaron con ese mismo hombre. Su hijo, aunque sin pruebas, lo incriminó y buscó la venganza. Según las fuentes, se encontraron en la entrada de la vivienda del finado, a tan solo unos metros de los agentes, que trabajaban para sacar a Raúl de la arqueta al mismo tiempo que calmar la histeria en la vía pública. Y, sin pensarlo dos veces, apretó el gatillo hasta en dos ocasiones, dirigiendo el arma hacia la cabeza de su objetivo, que murió allí mismo.
Aunque en un primer momento el presunto autor del asesinato se guareció en una vivienda de la barriada, terminó entregándose a las Fuerzas de Seguridad, que esperaban en la puerta para proceder a su detención. A continuación, el sospechoso fue conducido a dependencias del Instituto Armado a la espera de ser puesto a disposición de la autoridad judicial competente. Aquella misma tarde, los agentes recuperaron el arma que, presuntamente, empleó para cometer el crimen.
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