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Juan López muestra un folio con la sal tal y como la llevaba la noche en que fue arrestado. Josele
«Me detuvieron al creer que la sal que llevaba para un chuletón era éxtasis»

«Me detuvieron al creer que la sal que llevaba para un chuletón era éxtasis»

El juez archiva el caso contra el empresario de Marbella Juan López después de que los análisis en el laboratorio de la policía hayan confirmado su versión ·

Juan Cano

Málaga

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Miércoles, 15 de marzo 2023, 00:20

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A veces, para bien o para mal, nada es lo parece. Una mochila detrás de la barra de una discoteca hirviendo de gente, el perro de la policía que no para de marcarla, billetes fraccionados y un folio doblado con una sustancia cristalina que a la policía le pareció MDMA, también conocido como éxtasis.

El dueño de la mochila, que acabó detenido y en los calabozos, es Juan López, un empresario de 37 años que dirige la discoteca Bless, en Marbella. Cuando la policía lo arrestó, él denunció públicamente que no era éxtasis, sino sal. Quedó en libertad provisional mientras la muestra era examinada en el laboratorio. Y el resultado acaba de llegar.

Las analíticas realizadas por la Brigada de Policía Científica han confirmado la versión de Juan López, que está representado en la causa por el abogado Ricardo Álvarez-Ossorio. Los 10 gramos de aquella sustancia escamosa que llevaba en la mochila no figuran entre las fiscalizadas -prohibidas- porque, efectivamente, eran de sal Maldon.

Tras recibir el informe pericial, el magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Marbella ha decretado el archivo provisional de la causa contra Juan López mediante un auto fechado el 16 de febrero. Es decir, ya no figura como investigado por estos hechos.

Todo comenzó el viernes 23 de diciembre, víspera de Nochebuena. A las dos de la madrugada, la discoteca Bless estaba abarrotada y en la calle había unas 200 personas esperando entrar. «Entonces, empiezo a ver que subían muchos efectivos de Policía Local, Nacional y Guardia Civil, incluidos los perros», relata el director del establecimiento.

Los agentes les ordenaron que apagaran la música. López continúa: «Me pidieron la documentación del local. Yo estaba en un reservado con un montón de 'nacionales' para mostrársela cuando escuché que tenían mi mochila. Se la iban pasando de unos a otros diciendo que había un paquete con droga».

El empresario asegura que los agentes «lo tuvieron superclaro» cuando el perro señaló la mochila. La registraron allí mismo y luego preguntaron de quién era. Cuando Juan López reconoció que era suya, le anunciaron que quedaba detenido por un delito contra la salud pública. «Yo dejo siempre mi mochila detrás de la barra. Pensé que alguien me había metido droga dentro».

Según cuenta, pidió en varias ocasiones a los agentes que le mostraran lo que habían encontrado en la mochila, pero que ellos se limitaron a manifestar que había un «paquete con droga». López aclara: «Al escuchar la palabra 'paquete', nunca pensé en el folio que llevaba con la sal. Si me lo hubieran mostrado, se lo habría explicado allí mismo».

Los agentes lo condujeron a la entrada de la discoteca y lo esposaron para llevarlo a comisaría. «Allí había mucha gente esperando para entrar al establecimiento. Me vieron muchas personas. Lo pasé muy mal, estaba muy preocupado. Han manchado bastante mi imagen», se lamenta.

El empresario se vio encerrado en un calabozo. «Te sientes como un delincuente», recuerda. El derecho a realizar una llamada lo tuvo que invertir en telefonear a su jefe para avisarle de que no podría asistir a la inauguración de una terraza que iban a estrenar al día siguiente en Puerto Banús.

Reconoce que en comisaría el trato fue bueno. «Los policías se portaron muy bien conmigo. Vieron que estaba desesperado y creo que empatizaron un poco. A las tres y pico de la mañana los llamé porque me acordé del folio que llevaba con sal dentro de la mochila. El agente me dijo que ya habían enviado la muestra al laboratorio».

El empresario cogió sal de escamas y la guardó en un folio de la impresora.
El empresario cogió sal de escamas y la guardó en un folio de la impresora. Josele

Hubo un momento en que creyó que, con los festivos por medio, iba a tener que pasar Nochebuena y Navidad en el calabozo. Sin embargo, el juez lo recibió la mañana del día 24. «Cuando empezó a leerme mis derechos, lo interrumpí. Necesitaba sacar lo que llevaba dentro: le dije que lo que había en mi mochila era sal, no droga», insiste López, que notó en la cara del magistrado que le dio «algo de credibilidad» y lo dejó libre.

La pregunta es... ¿por qué llevaba esa sustancia en la mochila? «Mi familia venía [de Ciudad Real] por Navidad y me traía un chuletón», asegura el empresario. «Como no tenía en casa, cogí un poco de sal Maldon del restaurante y la guardé en un folio de la impresora. Fue una estupidez. Me ha salido muy caro el chuletón de Ciudad Real».

Versión policial

Desde la Comisaría Provincial han explicado que se montó un dispositivo de prevención sobre el ocio nocturno. «Teníamos conocimiento de que había menores que podían estar usando documentación falsa para acceder a ese y a otros locales y consumir alcohol», argumentan fuentes policiales.

Durante la intervención, «el perro de la Policía Local de Marbella marcó una mochila detrás de la barra. Hallamos algo de hachís (una cantidad menor, en concreto 1,92 gramos, con un valor de 12,21 euros), una sustancia cristalina y 310 euros en billetes de distintas fracciones, por lo que se detuvo al dueño por un posible delito contra la salud pública».

Juan López sostiene que no sabía ni que llevaba esa pequeña cantidad de hachís en la mochila y que estaría allí «desde hace muchísimo tiempo», recalca. «A día de hoy, mi vida es el deporte y ni fumo ni bebo alcohol». Su abogado, Ricardo Álvarez-Ossorio, añade: «Es obvio que la policía hizo caso al perro. La pena es que no escuchara al humano. Se cerraron a una explicación que era fácilmente verificable.

El director de la discoteca dice haber echado de menos que le pidieran perdón por cómo lo trataron en público y por la situación que tuvo que vivir. «He tenido la sala cerrada un mes porque la gente creía que yo vendría droga allí», se queja.

Fuentes municipales lamentaron el error, aunque precisaron que el perro marcó la mochila debido a que en su interior se hallaba otra sustancia estupefaciente; al descubrir además dinero fraccionado y una segunda sustancia en un envase extraño y sin posibilidad de análisis in situ, procedieron siguiendo el protocolo.

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