Borrar
Los pescados y mariscos con un alto contenido en mercurio que debes reducir o eliminar de la dieta

Los pescados y mariscos con un alto contenido en mercurio que debes reducir o eliminar de la dieta

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición es contundente sobre la ingesta de ciertas especies con un alto porcentaje de este metal en su organismo: los niños menores de 10 años y las embarazadas tienen que evitar su consumo

Raquel Merino

Málaga

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 12 de abril 2021, 00:08

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La presencia de mercurio en pescados y mariscos es innegable. La actividad humana aporta grandes cantidades de este metal al medio ambiente a través de la incineración de residuos sólidos, la utilización de combustibles fósiles o el uso en las industrias de este elemento. En el caso de los animales acuáticos, llegan a su organismo a través de la alimentación y se acumula a lo largo de la cadena trófica. Esta circunstancia nociva no excluye el hecho de que el pescado es imprescindible para una alimentación equilibrada ya que aporta proteínas de alto valor biológico, vitaminas A, D y B12, yodo y selenio.

Por ello, antes de eliminar su ingesta ante el miedo de los efectos perjudiciales del mercurio, hay que valorar qué especies contienen un porcentaje de mercurio mucho más elevado que el resto y, en consecuencia, su consumo debe limitarse y, en algunos casos, erradicarse de la dieta.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha medido la cantidad de mercurio presente en los pescados y mariscos más consumidos. Para ello, ha realizado más de 100 análisis de productos en su mayoría frescos, pero también congelados y en lata, y los resultados han sido los siguientes:

La concentración de este metal es alta en el atún rojo, el pez espada y los tiburones tintorera y marrajo, todos ellos peces predadores, de gran tamaño y longevos. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) extiende esta calificación a otras especies de tiburón: cazón, mielgas y tintorera, y al lucio. Por ello, y siguiendo la recomendación de la Aesan, la población vulnerable debe evitar su consumo (caso de las mujeres que planifiquen quedarse embarazadas, aquellas que ya lo estén o se encuentren en plena lactancia, y los niños y niñas hastas los 10 años) o limitarlo a 120 gramos al mes (menores entre los 10 y los 14 años). El resto de la población adulta, no debería consumir más de 40 raciones al año.

Otras especies como el bonito, la merluza y la lubina tiene un nivel medio de mercurio, según el estudio de la OCU. En estos casos, se aconseja alternar su consumo con el de otras especies marinas en las que el contenido de este metal pesado sea bajo. En este último grupo, la OCU incluye la panga, el mejillón, la almeja, el salmón, el lenguado, el langostino, el pulpo, el bacalao, el calamar, el boquerón, la trucha, el atún, la sardina y la nécora. También en este apartado, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición mete a las siguientes especies: abadejo, anchoa, arenque, bacaladilla, berberecho, vaballa, camarón, cangrejo, cañadilla, carbonero/fogonero, carpa, chipirón, choco/sepia/jibia, cigala, coquina, dorada, espadín, gamba, jurel, langosta, limanda/lenguadina, merlan, navaja, ostión, palometa, llatija, pota, quisquilla, sardinela, sardinopa y solla.

Cuando los niveles son bajos, la Aesan aconseja tomar tres o cuatro raciones a la semana, alternando diferentes tipos de pescados, moluscos o cefalópodos.

Efectos perjudiciales para la salud

El mercurio puede tener efectos tóxicos en algunos órganos y sistemas, como el nervioso, los riñones, el hígado y los órganos reproductivos, pero el más peligroso es el neurotóxico, que puede afectar al desarrollo neuronal.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición advierte de que el mercurio puede dañar al sistema nervioso central en desarrollo, por exposición directa tras el consumo de ciertos alimentos o indirectamente al poder atravesar la placenta. Incluso, puede estar presente en la leche materna. Por ello, las mujeres embarazadas, o que estén planificando estarlo, así como aquellas en periodo de lactancia, junto con los niños de menor edad constituyen la población más vulnerable.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios