La otra Dieta Mediterránea
¿Es posible que nuestro «europeocentrismo» nos haya impedido apreciar y valorar lo mucho que tienen que aportar los países del norte de África y Oriente Próximo? Sin duda sí, ya va siendo hora que miremos con otros ojos a nuestros vecinos con los que compartimos piscina comunitaria y mucho más
Tenemos claro que la mejor dieta del mundo es la Mediterránea. De despejar las pocas dudas que existían al respecto se encargó un metaanálisis publicado recientemente ... , en el que se analizaban las conclusiones de los mejores estudios publicados los últimos años. Dichos estudios ponían a prueba las dietas más prometedoras (baja en carbohidratos, alta en proteínas, baja en grasas, paleo, de bajo índice/carga glucémica, ayuno intermitente, nórdica, vegetariana, DASH y portfolio) valorando multitud de parámetros (peso, IMC, colesterol total, LDL, HDL, triglicéridos, glucosa, insulina, HbA1c, tensión arterial sistólica y diastólica).
Sobra decir que la ganadora fue la Mediterránea. Un compendio de sabiduría tejido en las riveras del Mare Nostrum los últimos 5000 años. Países como Grecia, Italia o España lucen con orgullo esa impronta y son el espejo donde se miran otros muchos. Aunque obsevando un mapa vemos que el Mediterráneo es mucho más que la costa norte. ¿Es posible que nuestro «europeocentrismo» nos haya impedido apreciar y valorar lo mucho que tienen que aportar los países del norte de África y Oriente Próximo? Sin duda sí, ya va siendo hora que miremos con otros ojos a nuestros vecinos con los que compartimos piscina comunitaria y mucho más.
Invasiones árabes
Los musulmanes llegaron a la Península Ibérica en el 711 y después de casi 800 años de permanencia es imposible entender la actual España sin apreciar su legado. La dieta no es ninguna excepción y supuso toda una revolución para los aburridos paladares visigóticos. La incorporación de verduras como las espinacas y berenjenas, frutas como los cítricos o el uso del aceite de oliva crudo de forma habitual en los platos. Son sola algunas de las aportaciones no menores.
El arroz, los frutos secos o el yogurt también merecen un aplauso. Pero no solo el alimento en sí, sino también la forma de consumirlo. La utilización de vegetales crudos o cereales en su forma integral es verdaderamente notable. Así que desde el punto de vista nutricional tenemos alegrías por todos lados: fibra, vitaminas como la E y el ácido fólico, minerales interesantes como el magnesio o el zinc, grasas monoinsaturadas, antioxidantes, probióticos…
Cocina árabe
Vemos que la aportación de los árabes en nuestra alacena nos dibuja una sonrisa. De forma que sería interesante ir más allá y ver que compone realmente su cocina.
Hoy en día no es necesario movernos demasiado del terruño para disfrutar de la cocina internacional y la de inspiración árabe no es una excepción. En especial de la cocina marroquí que por cercanía protagoniza la «línea editorial» de multitud de restaurantes patrios y es, siempre, una magnífica opción nutricional plena de sabor. Así que no estaría de más analizar brevemente los principales platos de influencia árabe que podemos encontrar en nuestras salidas gastronómicas.
Hummus: Esta de crema de garbanzos se ha convertida en una auténtica estrella y es una joya nutricional la miremos por donde la miremos. Normalmente se prepara con tahín (puré realizado con una base de semillas de ajonjolí), aceite de oliva y limón. Así que hablamos de fibras, proteínas, vitamina C, ácido oleico y encima está buenísima.
Cuscús: Un verdadero tratado de nutrición metido en un caldero. Se trata de un guiso a base de cereales, verduras, cereales y legumbres. Al que también se le añade partes magras de carne (pollo o cordero). Aquí va a aparecer de todo: calabaza, calabacín, zanahoria, apio, pasas, frutos secos, garbanzos, sémola de trigo… Plato equilibrado y completísimo desde el punto de vista de perfil proteico hasta el contenido en sales minerales y vitaminas. Ahora que venga alguien y lo mejore, si puede.
Tajine: Otra maravilla. Realmente es el nombre del recipiente donde se realiza la cocción, pero se trata de otra excusa para mezclar con maestría legumbres, frutos secos, cítricos, verduras, carne magra…
Falafel: Una especie de albóndiga hecha con masa de garbanzos. Vemos que el humilde garbanzo se posiciona como un elemento clave. Pues no han podido elegir mejor: Hidratos de carbono de absorción lenta, fibra, proteínas, fósforo, hierro y magnesio y es especialmente rico en vitaminas B1, B6 y ácido fólico, bajo en sodio y rico en potasio. Sin palabras.
Tabule: Nosotros lo llamaríamos ensalada pero se trata de otro truco para no parar de comer verdura, complementada con trigo y plena de sabor. Hay muchas versiones pero casi todas suelen llevar por lo menos: trigo, cebolla, perejil, zumo de limón y hierbabuena.
Labneh: Es una salsa de yogurt ácido que aparece en multitud de recetas como el complemento ideal para dar sabor. Se suele condimentar con tomillo o menta y se trata de un probiótico perfecto para regular tu digestión y flora intestinal.
Especies y condimentos: Comino, coriandro, pimentón dulce, cúrcuma, azafrán, pimienta negra... son solo algunos de los condimentos utilizados en una cocina especialmente especiada y con interesantes propiedades como las antiinflamatorias de la cúrcuma. En la cocina marroquí se usan mezclas como ras el hanut, que suele llevar pimienta negra, comino, cardamomo, nuez moscada, pimentón, jengibre… También se utiliza la menta, como en el tradicional té verde a la menta, y por otra parte se usan los frutos secos, frutas desecadas, limones y aceitunas. Un espectáculo de sabor, olor y color.
Sí lo sé, quedan infinidad de platos por nombrar pero no se trata de exponer las propiedades nutricionales de un recetario completo, sino de invitar a que forme parte de nuestras opciones habituales, en especial cuando salimos a comer fuera de casa. Imagínese, salir de celebración y encima comer sabroso y nutricionalmente impecable. No es magia solo había que mirar a la otra orilla del Estrecho, a la otra Dieta Mediterránea.
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