«Cuando me desperté tenía a mi compañero de trabajo encima penetrándome»
El acusado, que se enfrenta a cinco años de prisión, niega que tuviera sexo con la víctima y alega que estuvo «mirando las vistas tan bonitas de la ciudad»
Ignacio Cabanes
Jueves, 20 de noviembre 2025, 09:37
Una fiesta de empresa, litros de alcohol que todos consumen, y un joven que se ofrece a acompañar a su casa a una compañera. Presuntamente ... ambos acaban teniendo sexo. Una historia que se repite con relativa frecuencia en las cenas de trabajo y que puede acabar en condena por un delito de agresión sexual con acceso carnal si no hay una voluntad expresa por parte de la mujer, al encontrarse afectada por el alcohol. Para el acusado, este mismo consumo seguramente le suponga una atenuante.
Esta es la situación en la que se encuentra un joven holandés enjuiciado este miércoles en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia tras ser denunciado meses después de lo ocurrido por una compañera de trabajo. En su caso, además, la víctima sostiene que estaba durmiendo cuando la violó, por lo que no pudo dar consentimiento sexual alguno. «Cuando me desperté tenía a mi compañero de trabajo encima penetrándome», ha asegurado en la vista oral. El Ministerio Fiscal solicita para el acusado una pena de cinco años de prisión.
Los hechos se remontan al 26 de agosto de 2022 cuando una multinacional, con sede en Valencia, estaba celebrando una fiesta de empresa con sus trabajadores. Víctima y acusado apenas llevaban cinco días como compañeros de trabajo. Desde las seis de la tarde hasta las nueve de la noche fue la fiesta oficial, pero como es habitual en este tipo de reuniones laborales, muchos de los trabajadores siguieron la fiesta toda la noche en varios locales de la capital del Túria, donde estuvieron bebiendo copas. Según ha relatado la víctima, se debió de beber una veintena de copas, aunque no lo recuerda con exactitud.
En torno a las cinco de la madrugada comenzó a encontrarse mal, fruto del exceso de alcohol, y el acusado, con el que según su versión había interactuado algo más desde la cena en la que se tomaron una pizza, se ofreció a acompañarla.
Una vez llegan a su domicilio, él sube al piso con ella y entra en la casa. «Pensaba que se iba a ir», argumenta la denunciante, quien niega que le invitara a entrar, pero que como iba tan ebria tampoco recuerda muy bien, porque lo único que quería era acostarse. «Yo me fui directamente a mi cama porque me sentía muy cansada y muy borracha».
La joven ha insistido, al ser varias veces preguntada por ello, que pensó que su compañero de trabajo la acompañó esa noche «para que llegara bien a casa», y que en ningún momento se planteó que lo hiciera para tener relaciones sexuales con ella.
La siguiente imagen que tiene es ya con él encima al despertarse y ver que la está forzando sexualmente. Según relata, el procesado le sujetaba el cuello y le besaba. Al recordar ese momento no ha podido contener la emoción. «No sé cual era su intención al cogerme del cuello», confiesa a través de una intérprete de holandés. «Me quedé tiesa, muda y tenía miedo».
La versión del acusado
La versión del acusado es bien distinta. Tras solicitar declarar en último lugar, una vez escuchados todos los testimonios y las pruebas contra él, el joven ha negado incluso haber tenido sexo con su compañera de trabajo esa noche. Al ser preguntado sobre qué estuvo haciendo cuando ella se quedó dormida, el acusado se ha desmarcado diciendo que estuvo contemplando las vistas tan bonitas de la ciudad desde la ventana del piso de la joven. Y que luego se quedó allí a dormir porque a las pocas horas tenía que comenzar a trabajar y ya estaba amaneciendo.
Asimismo, atribuye la denuncia, interpuesta meses después por su compañera, a que era ella quien quería tener una relación amorosa con él, «le hacía ojitos», y que como él no le hacía caso por eso le denunció.
La defensa ha introducido que esa noche ambos compañeros de trabajo ya estuvieron besándose en alguno de los locales, aunque la víctima lo niega. Y que después de la supuesta violación que relata la denunciante, la relación entre ellos siguió siendo buena, se sentaban juntos y el acusado le mandó mensajes para conocerse mejor. Sobre este aspecto, la joven reconoce que este le preguntó si quería acompañarle a un partido de fútbol, y que al principio le dijo que sí para que no fuera a su casa y luego se inventó una excusa.
De igual modo -relata 'Las Provincias', la joven también reconoce que siguió saliendo de fiesta con sus compañeros de trabajo, entre los que se encontraba el acusado. Al principio «me sentí confusa por todo lo que había ocurrido», explica, pero por las noches tenía pesadillas al recordar lo que había pasado y se lo contó a una amiga. Es más, ha tenido que recibir tratamiento psicológico por ello. Posteriormente, unas tres o cuatro semanas después de los hechos lo puso en conocimiento de la empresa. Sobre los motivos de por qué no denunció la agresión hasta meses después, la víctima lo explica perfectamente: «Me sentía avergonzada y tenía la esperanza de que la empresa lo solucionaría todo y no tendríamos que llegar a esto».
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