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El temido gas HFC-23, más nocivo que el CO2, crece a niveles sin precedentes

El temido gas HFC-23, más nocivo que el CO2, crece a niveles sin precedentes

Se trata de una potente sustancia de efecto invernadero hidrofluorocarburo (HFC)

EUROPA PRESS

MADRID

Miércoles, 22 de enero 2020, 16:19

Los niveles atmosféricos del potente gas de efecto invernadero hidrofluorocarburo (HFC) crecieron a nivel sin precedentes a pesar de los informes de que sus emisiones casi se eliminaron en 2017.

Durante las últimas dos décadas, los científicos han estado vigilando de cerca la concentración atmosférica de un gas hidrofluorocarbonado (HFC), conocido como HFC-23.

Este gas tiene muy pocas aplicaciones industriales. Sin embargo, los niveles se han disparado porque se ventila a la atmósfera durante la producción de otro químico ampliamente utilizado en sistemas de enfriamiento en países en desarrollo.

Los científicos están preocupados porque el HFC-23 es un gas de efecto invernadero muy potente, ya que una tonelada de sus emisiones equivalente a la liberación de más de 12.000 toneladas de dióxido de carbono.

A partir de 2015, India y China, considerados los principales emisores de HFC-23, anunciaron planes ambiciosos para reducir las emisiones en las fábricas que producen el gas. Como resultado, informaron que habían eliminado casi por completo las emisiones de HFC-23 para 2017.

En respuesta a estas medidas, los científicos esperaban que las emisiones globales cayeran en casi un 90 por ciento entre 2015 y 2017, lo que debería haber hecho que el crecimiento de los niveles atmosféricos se detuviera. Ahora, un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Bristol, ha demostrado que las concentraciones aumentaron, estableciendo un récord histórico en 2018. El documento se publica en 'Nature Communications'.

El hecho de que esta reducción no se haya materializado y que, en cambio, las emisiones globales hayan aumentado, es un enigma que puede tener implicaciones para el Protocolo de Montreal, el tratado internacional diseñado para proteger la capa de ozono estratosférico.

En 2016, las Partes en el Protocolo de Montreal firmaron la Enmienda Kigali, con el objetivo de reducir el impacto climático de los HFC, cuyas emisiones han aumentado en respuesta a su uso como sustitutos de las sustancias que agotan el ozono.

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