'Solo esta noche', una historia oculta de amor homosexual en los años 90
La cuarta novela del periodista Jesús Toral trata sobre temas como el sida, la religión y la discriminación racial a través de su protagonista: un afamado presentador de televisión
La Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales en 1990, una década marcada por el estigma que ... trajo consigo la pandemia del VIH y la falta de referentes para el colectivo LGTBI. En este contexto social se enmarca 'Solo esta noche', la cuarta novela del periodista Jesús Toral, un «ejercicio de introspección personal» que tiene como protagonista a un afamado presentador de la época que no podía vivir su orientación sexual de manera libre. «A todos los gays, por lo menos los mayores de 40 años, se nos ha robado nuestro primer amor y es algo que sigue pasando», comenta el escritor en una conversación con SIX.
Toral es un gran conocedor del mundo televisivo. El periodista, nacido en Ordizia (Guipúzcoa) pero afincado en Granada, ha desarrollado su labor en diversos programas de Canal Sur Televisión, principal cadena en la que ha trabajado, aunque también ha conocido otras como Antena 3, Telecinco y La Sexta. «Somos muchos los que no hemos ido aireando nuestra sexualidad porque creíamos que no nos favorecía, nunca sabías dónde estaba el enemigo», aporta el presentador. El escritor reconoce que la televisión se basa mucho en apariencias, incluso añade que aún hay presentadores que mantienen «escondida» su orientación sexual. «Con personajes como Miguel Bosé no te queda claro si se considera homosexual o no, pero si lo es, está claro que se avergüenza», considera. Sin embargo, también piensa que hay presentadores que han ayudado a normalizar al colectivo, como Jorge Javier Vázquez o Jesús Vázquez, un comunicador que, al igual que al protagonista de la novela se vio envuelto en una situación traumática que se hace pública.
Jesús Vázquez se vio envuelto en el Caso Arny, una trama de corrupción de menores en un bar gay de Sevilla en 1996. En ese momento, los medios se centraron más en denunciar la homosexualidad de los acusados que en el supuesto delito, del que el presentador salió absuelto. «Vivió un calvario. Lo más importante fue que se había acostado con un hombre, lo demás daba igual. Perdió mucho trabajo y se le puso en el disparadero por ser homosexual», asegura Toral.
El periodista reconoce que en esta época la homosexualidad «no estaba bien vista» por la sociedad. «Las personas que eran abiertamente gays eran personas muy estereotipadas: el mariquita gracioso», asegura Toral, quien añade que era un perfil que consiguió «salir adelante» a través del humor. «Eran los únicos a los que toleraban, aunque se reían de ellos», dice. El resto de homosexuales, según el escritor, no tenían más remedio que casarse, tener hijos y, en muchas ocasiones, llevar una doble vida para no levantar sospechas. «Había que ocultarlo en el trabajo porque te podían despedir. No se nos veía con seriedad, un ingeniero gay no era serio», señala.
Desde los años 90, la historia ha cambiado: el colectivo LGTBI ha ido adquiriendo derechos y libertades a pesar de que aún falta camino por recorrer. «Hoy tengo una familia, tengo un marido, tengo dos hijos. Eso hubiera sido inviable, imposible, impensable en los años 90. A nadie se le hubiera ocurrido, se hubieran reído», apunta Toral, quien también ha convivido con la homofobia interiorizada. «Cuando era niño tenía cierta pluma y sentía que yo no quería ser así. Me fijé en los detalles que me hacían tener pluma para evitarla, creía que eso era malo», relata el escritor. Ahora considera que «se puede vivir en libertad» aunque haya veces en las que haya que «demostrar que eres como los demás». «Cuando hace 30 años decías que eras gay, todo lo demás quedaba oculto, daba igual, eso creo que es lo que más ha cambiado», concluye.
Falta de referentes
La falta de referentes es otro de los asuntos que trata 'Solo esta noche'. Unos referentes que en la década de los 90 eran inexistentes. «Nuestros referentes eran los chistes de mariquitas de Arévalo», cuenta Toral. El escritor pensaba que no tenía por qué decir su orientación sexual, una opinión que cambió con el tiempo, sobre todo por sus hijos. «Si ellos ven que yo me avergüenzo, van a pensar que es algo malo», añade.
Al miedo a decir que eras homosexual por represalias en el trabajo y a la falta de referentes también se sumo la pandemia del sida. «Se convirtió en el castigo divino de los gays por ser viciosos. Había mucha parte de la religión, que es otro de los temas de la novela, que pensaba que el sida había llegado para liberar al mundo de estos enfermos que éramos nosotros», afirma el vasco. Una infección que actualmente aún está rodeada del estigma social, pero que en esa época «era una peste». «Había gente con una vida medio escondida con un hombre y, de repente, en su empresa lo echaban a la calle porque se enteraban de que tenía una mancha negra, que significaba que tenía el sida y eso lo estigmatizaba», cuenta. Los cuerpos de estas personas se quemaban tras morir, según relata el escritor, y no dejaban a nadie acercarse a ellos. «Muchos gays murieron solos, tristes y sin ayuda de nadie, no se conocía la enfermedad y no se les atendía prácticamente».
«La novela está gustando a gente de diferentes generaciones y por distintos motivos», asegura el periodista, quien cuenta que los jóvenes conectan por una historia de amor juvenil, pero que se enganchan al conocer el contexto de las personas homosexuales en los años 80 y 90, mientras que la gente mayor encuentra referentes y se siente identificada. «También quería lanzar un mensaje de que todo lo que hemos ganado a lo largo de muchos años se puede perder en muy poco tiempo», añade.
Además, esta novela cuenta una historia de amor universal, no sólo para lectores del colectivo. “La editorial –Egales– está muy contenta porque dice que le recuerda a ‘El viaje de Marcos’, libro referente que habla de la época de Franco”, apunta. Toral reconoce que lectores heterosexuales se acercan a la novela porque “las historias de amor prohibido son universales. Se habla del trabajo, de racismo, de los problemas de los homosexuales a finales del milenio. No se queda sólo en el tema gay”.
Es el año 1988, Víctor Castro es el presentador estrella de televisión: tiene fama, dinero, popularidad y la vida le sonríe. Sin embargo, todo cambia cuando se ve envuelto en una situación traumática que se hace pública. Al tratar de encontrarse a sí mismo, rebusca en su pasado mientras que en el presente conoce a Elías, un joven casado de etnia gitana. Juntos descubrirán su verdadera identidad, que lo importante radica en lo sencillo y que, ante la encrucijada, solo hace falta escuchar al corazón.
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