Recordar la historia para no repetir los errores: la nueva novela LGTBI de Francisco Javier Olivas
El autor granadino presenta su cuarto libro, 'El olvido de todos' en el Ateneo de Málaga con el fin de dar su lugar a los homosexuales que «renunciaron a sus vidas» durante el franquismo
Víctor Rojas
Lunes, 26 de febrero 2024, 23:17
El primer paso para que un hecho no vuelva a suceder es conocerlo. Y este es el principal objetivo del autor de 'El olvido de todos', Francisco Javier Olivas. Una novela que cuenta la historia de Diego, homosexual en tiempos franquistas que renunció a la vida, a la amorosa, a la sexual, a la libre. «Me he ido al extremo: se considera tan indigno que renuncia a la vida», cuenta el autor en la presentación del libro en el Ateneo de Málaga, junto a su presidenta Victoria Abón, actividad incluida del ciclo Málaga en Festival (MaF).
En esta conversación el autor reflexionó sobre lo poco que conocía sobre el franquismo, etapa en la que se ambienta la novela y una de la premisa por lo que comenzó a escribirlo. «En bachillerato se habla de las leyes y las decisiones, pero nadie te cuenta el sufrimiento humano». Un sufrimiento que encarna el protagonista, que vive en un pueblo en el que su orientación sexual está oculta y que optó por seguir las normas de esta época: no protestar, no revelarse, el silencio. Una historia narrada entre dos épocas —1947 y 2002— y dos lugares separados por decenas de kilómetros. Albícar es un pueblo ficticio, pero se parece demasiado a uno de los muchos que sufrieron el castigo de la represión franquista.
Esta historia está narrada entre dos épocas, 1947 y 2002, y dos lugares separados por decenas de kilómetros. Albícar es un pueblo fictio ubicado en Andalucía. Unos de esos pueblos andaluces que Olivas define como «oscuros» tras leer ensayos y libros en los que se cuenta la marginación en la que tenían que vivir las personas LGTBI rurales y las situaciones tan hirientes por las que tenían que pasar durante el franquismo. Por ello, y con el fin de que esto no vuelva a suceder, el autor ha incluido una bibliografía de los documentos que ha usado para documentarse y que los lectores puedan profundizar en esta parte de la historia.
Además, el papel de la mujer también es relevante en esta novela. Se refleja el machismo de la época y la invisibilización de la mujer lesbiana. «La sociedad ni siquiera pensaba en que eso existía. Eran dos pobres mujeres solteronas que vivían juntas», reflexiona el autor granadino afincado en Málaga. En este sentido, el biólogo culpa a la Iglesia Católica: «Era una barbaridad detrás de otra lo que se le decía a las mujeres en misa». Además, también responsabiliza a esta institución de parte de la homofobia interiorizada que algunos homosexuales sufren.
García Lorca
La homofobia interiorizada es una situación por la que Olivas también pasó, como refleja en su primer libro 'El tercer lobo'. Algo que le impedía acercarse a Federico García Lorca: «Me generaba rechazo acercarme a un autor al que habían asesinado por ser homosexual». Sin embargo, una vez superado, el granadino decidió leer la biografía de Lorca, así como sus obras. «Me doy cuenta de que está muy pendiente de qué pasa socialmente en la época».
Durante el libro, Lorca aparece de manera explícita, por sus textos, y de manera implícita, por su aura. Leer al poeta fue una de las cosas que hizo a Olivas tomar la decisión de escribir este libro. A ello lo ayudaron la historia de sus abuelos durante el franquismo y la de su amigo Ramón, que le sirvió para reflejar la sociedad de ese momento.
Ahora, cuando su trabajo en la sede malagueña del Instituto Español de Oceanografía se lo permite, da charlas LGTBI en colegios e institutos y se dedica al activismo. El autor apuesta por luchar contra los discursos ultras que se están normalizando. «Me preocupa perder los derechos, como pasó con el aborto en los Estados Unidos», analiza. Además, considera que la educación ha fracasado. «No hemos educado a las distintas generaciones en el antifranquismo». A pesar de ello, reconoce que se ha avanzando aunque no olvida que hay que seguir en esa dirección porque las personas del colectivo LGTBI «se enfrentan a agresiones diarias».
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