La Virgen de los Dolores de Churriana vuelve al culto tras su restauración
La intervención de Francisco Naranjo ha buscado la puesta en valor de la imagen, datada en el siglo XVIII, tras haber sufrido varias actuaciones anteriores que alteraron su aspecto original
La Virgen de los Dolores de Churriana ya se encuentra en la iglesia de San Antonio Abad. La imagen, anónima, datada en el siglo XVIII, ... del círculo malagueño, ha regresado al templo churrianero este lunes, después de ser retirada del culto el pasado 3 de mayo para su traslado al taller del restaurador, pintor e imaginero benalmadense Francisco Naranjo, quien ha intervenido en esta interesante talla durante un periodo de cuatro meses.
La efigie, tras su vuelta, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de los Dolores, se encuentra expuesta en devoto besamanos durante todo el día y a las 20 horas presidirá la función principal de la corporación.
La necesaria intervención de Naranjo ha buscado «la puesta en valor de la imagen y el minimizado de aquellas alteraciones que afectaron a la perfecta conservación de la obra», ha explicado el restaurador, quien ha asegurado en un informe emitido sobre el proceso seguido que el paso del tiempo «y las vicisitudes que la pieza ha sufrido a lo largo del tiempo desde su creación, la han traído a nuestros días bastante desvirtuada y muy modificada en cuanto a modelado y policromía», ha afirmado. Así, a los retoques aplicados por cuestiones de mantenimiento, se unieron «el intento de destrucción completa durante los aciagos sucesos de quema de iglesias y conventos durante los años 30 del pasado sigo XX, un intento de reconstrucción en los años inmediatos a la conclusión de la contienda civil y, por último, la poco respetuosa y nada objetiva intervención del imaginero egabrense Salvador Guzmán Moral en 1995», ha señalado Francisco Naranjo.
Después de la guerra civil, en los años 40, tras solo conservarse la mascarilla «seguramente con una encarnadura calcinada y las manos de igual modo», ha precisado el artista, se procedió a la reconstrucción de la imagen. Se unió, por tanto, la mascarilla al nuevo tallado de una cabeza y maniquí, y se repolicromó «con una encarnadura tradicional que, si bien no se ajustaba a los postulados barrocos, si respetaba el volumen y el modelado original sin retocar los vestigios conservados hasta el momento y sin ninguna adición complementaria, a excepción de los ojos vítreos, que debieron desaparecer también en el incendio y la pintura», ha explicado Francisco Naranjo. Sin embargo, el procedimiento más drástico, que desvirtuó el aspecto de la Virgen de los Dolores, se llevó a cabo en 1995. En este sentido, el restaurador cree que esta actuación se acometió «a consecuencia del deterioro acumulado o, quizás, por encontrar necesario un cambio estético de la imagen», ha comentado.
La hermandad, por entonces, vio oportuno confiar una nueva intervención al artista Salvador Guzmán Moral, que actuó sobre la pieza, «modificando volúmenes mediante la adición de masillas epoxídicas y ejecutó una nueva policromía para adaptarla a los gustos expresivos y estéticos del momento, más cercanos a otras escuelas artísticas vecinas», ha indicado. De esta forma, mediante la aplicación de esta masilla «modificó el entrecejo, la nariz, los labios, la barbilla y el ovalo facial, y llegó a colocar bolsas bajo los ojos que la Virgen nunca tuvo», ha detallado. «Los dedos pulgares de las manos, cuyas últimas falanges proyectaron erguidas en origen, fueron mutilados para recrear unos dedos unidos al resto», ha añadido en su explicación, si bien, Naranjo se ha congratulado de que, salvo ese detalle de los dedos, «ningún otro volumen en la mascarilla o las manos originales fue alterado mediante la talla o el rebaje». En cuanto a las labores polícromas, Salvador Guzmán utilizó una encarnadura aplicada al óleo, sin pulimentar y de tonos muy cálidos «carente de matices, transiciones o veladuras», ha concretado el restaurador.
Proceso
Ante este estado de la pieza, Francisco Naranjo emprendió meses atrás una actuación plenamente restauradora y dirigida a la devolución, en la media de lo posible, del aspecto original que la obra debió tener en el momento de su concepción. Así, el artista benalmadense ha retirado todos los añadidos de la talla hasta quedarse con el estrato más antiguo, «que, en este caso, era el volumen de la talla primera que, por suerte, se conservaba intacto y sin modificaciones, exceptuando los dedos pulgares», ha afirmado. «Se ha retirado la encarnadura y los aparejos que no eran originales y carecían de calidad hasta llegar al soporte, y es en este nivel cuando pudimos constatar la cantidad de volúmenes añadidos con resina epoxídica que modificaban el modelado primitivo. Una vez localizados y delimitados, se retiraron a punta de bisturí habiéndose reblandecidos previamente. El resultado fue encontrarnos con la talla primitiva de la imagen de la Virgen de los Dolores prácticamente intacta, tal como su anónimo autor la concibió en época barroca», ha revelado Francisco Naranjo, quien ha aclarado que, ante la pérdida de la encarnadura original, ha sido necesario la aplicación de una nueva policromía similar a la de otras imágenes de su tiempo y círculo.
Asimismo, el restaurador ha aplicado un nuevo aparejo con estuco de corte tradicional a base de sulfato cálcico y cola orgánica al que se le ha añadido un plastificante como la melaza para dar cierta elasticidad a la capa y un fungicida para evitar la degeneración futura. Sobre esta capa se ha extendido una imprimación previa de minio al temple y sobre ella se realizó la policromía al óleo pulimentada. «No se escatimó en la aplicación de matices con veladuras y pátinas para conseguir texturas adecuadas que consiguieran que esta encarnadura evocase aquella perdida que la Dolorosa pudo tener cuando se concibió», ha subrayado.
Finalmente, durante la intervención se han revisado los sistemas de anclaje, tanto para la corona como para el nimbo, mediante la sustitución de los herrajes por elementos metálicos de sujeción de acero inoxidable.
En definitiva, la actuación de Naranjo ha sido estrictamente restauradora, con la intención de recupera el icono primigenio, evitando falsificaciones, recreaciones o embellecimientos que nada tengan que ver con la talla original de la Virgen de los Dolores de Churriana, una de las imágenes más conocidas y devotas de las vísperas de la Semana Santa de Málaga, con salida procesional, el Viernes de Dolores.
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