

Secciones
Servicios
Destacamos
La Cofradía del Rocío se desquitó este sábado, vísperas de la solemnidad de Pentecostés, del mal trago del pasado Martes Santo, tras ser sorprendida por ... la lluvia cuando ya se encontraba en la calle. Y lo hizo en su entorno natural, con los suyos, con la salida procesional de alabanza de la Novia de Málaga en su paseo triunfal, y con historia, por el barrio que lleva el nombre de la Patrona y que le reza desde hace casi un siglo. Y puede calificarse de 'histórico' este encuentro de la Virgen blanca con sus vecinos fuera de la Semana Santa, porque, aunque hay quien pudiera pensar que esta procesión no cuenta con un largo recorrido en el tiempo o la ha descubierto ahora, lo cierto es que esta salida hunde sus raíces desde prácticamente la llegada de la imagen a la hermandad. Así consta en documentos fechados en la década de los 40 del siglo pasado, celebrándose en torno al 12 de septiembre, festividad del Dulce Nombre de María, precisamente el día elegido para su coronación canónica. Luego, pasaría a llevarse a cabo con motivo de la solemnidad de Pentecostés, como ahora, pero, primitivamente, en rosario de la aurora. A mediados de los 80 lo hacía en procesión letífica, con tintes de romería, con visita y pernocta incluida en un local vecinal de la calle Pinosol, y tras momentos de eclosión con esta fórmula popular, y de decaimiento –que todo hay que decirlo y admitirlo–, en el que, incluso, se llegó a suprimir hace justo dos décadas, la salida de la efigie por su festividad, felizmente recuperada en 2006, fue tomando un cariz más cofrade hasta llegar a la actualidad.
Por tanto, nada queda, solo la Virgen, de aquellas escenas costumbristas con academias y grupos folclóricos cantando y bailando por malagueñas o sevillanas delante del trono, por cierto, modelo recuperado en cierta manera en los últimos años para algunas procesiones extraordinarias y que el Rocío rescató en su vuelta al barrio ya coronada, aquel memorable 12 de septiembre de hace una década. Incluso, algunas que otras bulerías, acompañadas por palmas, se podían escuchar por entonces al paso de la efigie mariana. Todo –o casi todo– ha cambiado. Para mejor, dirán algunos, y con la añoranza del pasado, para otros.
En cambio, sí permanece ese espíritu festivo, más comedido, cierto, a la hora de honrar en la calle a la «Reina de Málaga», como así la piropeó el predicador del triduo de este año, José Manuel Ferrary, deán de la Catedral y pregonero de la Semana Santa, quien también ha participado en el cortejo de este sábado, aunque, en realidad, la puesta en escena de hoy día se acerca más en su concepto a la procesión del Martes Santo, pero, lógicamente, con aditamentos letíficos, sin nazarenos y con otro trono, sin palio, realizado 'ex profeso' para este otro culto externo. Tanto es así que, además, presenta componentes musicales inherentes a la Semana Santa, lo que puede suponer, sobre todo este 2025 con la lluvia del pasado Martes Santo, el mejor epílogo de la presencia de la Novia de Málaga en la calle, como así ha sido.
En la Victoria, este sábado era fiesta sin serlo. Ningún vecino podía decir que no estaba enterado de lo que iba a ocurrir por la tarde. Reposteros y banderas en el exterior de San Lázaro y en la casa hermandad de la corporación, banderitas en el jardín de los Monos, guirnaldas blancas de papel ante el santuario de la Victoria, en las calles Isabel la Católica, Berlanga, Lagunillas, Alonso de Benítez o Huerto del Conde, una veintena de cuadros con retratos de la Virgen del Rocío cubriendo una de las casas más castigadas de Lagunillas, el genuino soho de Málaga, mantones de manila en la primera planta del edificio de la histórica cafetería Samoa, que ya tampoco existe, grandes lonas con los colores de España y Andalucía, el pasacalles de la banda de música de la hermandad desde las diez de la mañana, el sonido de los cohetes, las redes sociales... Todo sumaba para el gran momento. Y llegada la tarde, en un ambiente típico de las grandes citas, con el público abarrotando la calle Párroco Ruiz Furest, precisamente, uno de los impulsores de la subía de la Virgen del Rocío a Pinosol, arrancaba la comitiva, después de que Rafaela Sánchez, vicealbacea de procesión y exaltadora del pregón 'Un clavel para el Rocío', diera tres toques en el enorme portón de la casa hermandad para su apertura.
Con aplausos fue recibido el largo cortejo, que lo abría la cruz alzada, flanqueada por dos ciriales, y, a continuación, se disponían varios tramos, conformados por unos 200 hermanos portando velas blancas, además de la bandera mariana, el banderín sacramental, el estandarte de coronación, el guion, la presidencia, el cuerpo de acólitos con seis ciriales y la Virgen, muy enjoyada, luciendo una clásica mantilla blanca, con la saya y el manto de vistas que le diseñara el recordado Eloy Téllez y tocada con el halo de coronación. La talla de Pío Mollar, vestida por Curro Claros, el asesor artístico de la cofradía, iba exquisita, en su coqueto trono de Pentecostés, exornado con rosas, nardos y delfinium, principalmente, y que cuenta con una docena de cartelas de madera tallada y dorada que contienen bustos de once de los doce apóstoles (la hermandad no quiso incluir la figura de Judas Iscariote) y una escultura exenta de la Virgen de la Victoria, patrona de Málaga y su diócesis, para la capilla central del frontal, obras, todas ellas, salidas de las gubias de Juan Vega, con obrador precisamente en el barrio victoriano. Y detrás de la hornacina central figuraba el Niño Jesús de la hermandad, atribuido al círculo de Pedro de Mena, vestido con una nueva túnica bordada sobre terciopelo rojo por el taller de la hermandad.
La salida, entre aplausos, de la Novia de Málaga se produjo con la marcha 'Rocío Coronada', de José Antonio Molero, cuando el reloj marcaba las 18.40 horas. El cofrade victoriano Antonio Márquez piropeaba a la Virgen con auténtica pasión, desde el corazón. «¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Viva la Novia de Málaga! ¡Viva el barrio de la Victoria...!», exclamaba Márquez, un enamorado de Málaga, de su Patrona y de la Madre del Señor de los Pasos.
Y si fue emocionante la partida de la Virgen desde su casa hermandad, no menos lo fue cuando la imagen entró en Lagunillas, históricamente, su calle más emblemática del Martes Santo, que se perdió al ampliarse los tronos y por la remodelación de la vía. Allí, fue recibida con una alfombra de sal, realizada con 450 kilos, y mientras la pisaba, la banda interpretaba la marcha 'A mi Virgen del Rocío', de Sergio Llamas, y el trono daba un pasito adelante, se detenía en ese punto y retrocedía un pasito, intentando prolongar este momento que supo a gloria. Los devotos piropeaban de nuevo a la Novia de Málaga una y otra vez. Sentimientos a flor de piel que, por momentos, iba 'in crescendo' conforme caía la tarde.
El cortejo se dispuso a buscar la arteria principal del barrio, la calle Victoria, en su sentido ascendente, después de callejear por Alonso Benítez, otro enclave destacado cada vez que la Virgen del Rocío pasa por allí y donde, a las 19.40 horas, se sucedieron los vítores y cayó una interminable lluvia de pétalos de flores y aleluyas entretanto sonaba 'Azahar Victoriano', de Sergio Bueno, y por Huerto del Conde y Coto de Doñana. Luego, se producirían los encuentros con las religiosas María Inmaculada y con los titulares del Rescate, con el Señor, vestido con túnica blanca, en la misma puerta de la capilla del Agua para recibir a la Novia de Málaga, que ha encarado el pequeño oratorio mientras la banda tocaba 'Música para mi Virgen', de Alfonso López Cortés.
Eran las 20.50 horas cuando la imagen se acercaba a San Lázaro. En este punto, la banda atacó, cómo no, con 'Puerta del Cielo', de Francisco Javier Criado, además, hermano de la cofradía, pero la marcha, todo un himno para esta corporación, no se interpretó en su versión musical, como se toca en Semana Santa, sino que la parte final fue cantada por los niños más pequeños de la escuela de música, algo que sólo se produce una vez al año, precisamente en la procesión de Pentecostés.
En el Compás de la Victoria entró el segundo turno de portadores. El santuario de la Victoria estaba cerca, pero antes quedaba una nueva petalada, cohetes incluidos, en la estrechez de la siempre cuidada calle Berlanga.
Ya en la basílica, la Virgen del Rocío, que accedía con la marcha 'Málaga, a su Virgen de la Victoria', de Ginés Sánchez, se ha dirigido hasta el altar mayor, en este caso, al compás de unas Malagueñas, interpretadas a órgano por Francisco Javier Criado. Y luego ha salido del templo con 'A ti, Rocío' de Salvador Vázquez, y ha recibiendo una gran petalada, y más cohetes, ante la casa hermandad del Monte Calvario, ya en la noche.
El regreso a la casa hermandad se ha realizado por el Compás de la Victoria, no sin antes tomar la calle Isabel la Católica, donde se ha producido otra nueva lluvia de pétalos, con los sones de 'Pasan los Campanilleros' y con cada vez más 'cangrejos' –devotos delante del trono– disfrutando del momento pegaditos a la Virgen, como a ella le gusta.
Los cultos en honor de la Novia de Málaga continuarán este domingo, con la celebración de la función principal, a las 13.00 horas, en la parroquia de San Lázaro, y a las 23.45 horas se llevará a cabo la felicitación a la imagen por su festividad, que tendrá su prolongación este Lunes de Pentecostés con el devoto besamanos desde las 9 hasta las 21 horas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.