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El bullicio y el ajetreo que suelen marcar el Jueves Santo en Málaga dio paso a un Viernes Santo presidido, desde el punto de vista cofrade, por la solemnidad y el rigor que definen a los ocho cortejos que salieron a unas calles con numeroso público, aunque menos que el día precedente. A diferencia del pasado año, cuando lo impidió la lluvia, en esta ocasión la jornada de ayer se pudo desarrollar con normalidad y en ella se llevó a cabo una de las novedades previstas para 2024 como fue la permuta en el orden de paso por el recorrido oficial del Amor, que lo hizo en tercer lugar, y Dolores de San Juan, que pasó a ser la cuarta.
Junto a este cambio en el orden procesional, una de las grandes novedades de esta jornada, soleada y con temperatura agradable, fue el estreno en el cortejo procesional de la Hermandad del Sepulcro de los dos estandartes de los titulares con antiguas pinturas de José Moreno Carbonero y Pedro Sáenz restauradas por Santa Conserva, siendo el diseño y los bordados de Antonio Moreno.
La hermandad oficial de la ciudad volvió a llevar una amplia presidencia de representantes de instituciones como la Junta de Andalucía, la Diputación, el Ayuntamiento de Málaga, el Gobierno centra, la administración de justicia, el Ejército, sus hermanos mayores honorarios (la Armada Española y la Academia de Bellas Artes de San Telmo) y la Orden del Santo Sepulcro. A su paso por la calle Císter se estrenaron las marchas 'El sepulcro de Cristo' de José Antonio Almahano y 'Soledad del Císter' de José Antonio Molero y regalada por el pregonero de la Semana Santa de 2025, José Manuel Ferrary.
La jornada cofrade comenzó en la ermita del Monte Calvario con la bajada del Cristo Yacente de la Paz y la Unidad para su entronización. Esta hermandad estrenó la ráfaga de la Virgen de Fe y Consuelo, un tocado de encaje de Bruselas del siglo XIX y el mantolín bordado de María Cleofás.
Monte Calvario hizo estación de penitencia en la Catedral. También lo hicieron el Descendimiento, que como es tradicional pidió tres venias (a su paso por el Ayuntamiento, en la tribuna oficial y en el primer templo de la diócesis) y estrenó la restauración de las barras de palio de la Virgen de las Angustias, y Dolores de San Juan. En esta última cofradía a la salida del Cristo de la Redención le cantó una saeta, desde un balcón, Francis Bonela, mientras que a su paso por el convento de las Hermanas de la Cruz, las monjas cantaron un motete a la Virgen.
El barrio de El Molinillo volvió a echarse a la calle un Viernes Santo más para acompañar a la Piedad, su vecina más ilustre y aquella que protege a sus vecinos y visitantes desde su capilla callejera. El cortejo estrenó cuatro faroles realizados por talleres Ángulo. Al otro lado del río, la Trinidad puso el contrapunto colorista, en una jornada marcada por el color negro, con la Hermandad de la Soledad de San Pablo.
La noche terminó con el luto de la Virgen de los Dolores de la Orden Tercera de Siervos de María, que lució su primitivo puñal, recuperado tras su robo en los años cuarenta. A su salida, desde un balcón del Museo del Vidrio, la cantante Arantxa Velasco Fano y la pianista Teresa García Molero interpretaron el Stabat Mater de Sances.
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