El Sepulcro renueva el monumental trono de la Virgen de la Soledad

Principalmente, además del plateado e igualado del color de todas las piezas que brillan con luz propia, se ha ampliado la altura y el ancho del cajillo y las cartelas, se ha sustituido y aumentado todos los lisos vistos para que destaquen perfectamente y los nudetes de las barras de palio y capiteles, mejorando la obra resaltándola con piezas cinceladas a mano y no de fundición, como estaban elaboradas originalmente. Asimismo, la nueva crestería cobra un especial protagonismo rescatando la idea inicial que tenía el trono en su primera confección con un diseño bastante original, alcanzando un conjunto más armonizado con todos los detalles y se ha aligerado bastante peso. Tanto es así que casi el sesenta por ciento de los trabajos se han dedicado a la restauración, mientras que el cuarenta por ciento restante a ejecutar nuevas piezas.

Igualmente, se ha eliminado la bandeja inferior, que ha sido sustituida por un moldurón de orfebrería, del mismo modo que en la peana se ha incluido una faja de orfebrería y tres querubines. Por otro lado, se ha cambiado la mesa por otra más ligera elaborada por Antonio Cabra.

El autor de la restauración, que se encontraba muy satisfecho con el resultado y, sobre todo, con la reacción de los hermanos del Sepulcro, tildándola de «impagable», explicó a este periódico que se han eliminado elementos añadidos en otras épocas, y recuperados otros que se habían perdido. «He respetado totalmente el diseño original para que lo nuevo no desentone, pero había que mejorar algunos aspectos que se debían realizar», dijo, a la vez que reconoció lo que supone aplicarse con piezas de gran tamaño. «Evidentemente, la dificultad también ha sido trabajar con estas proporciones tan grandes, pero así valoramos el relieve y la labor del autor, que es digno de admirar y reconocer ante las técnicas que utilizó entonces, que no tenían nada que ver a cómo se trabaja hoy».

El resultado de la renovación del trono fue admirado por los hermanos y cofrades que asistieron en la tarde de ayer a la presentación, que fue conducida por el periodista Santiago Souvirón. El presentador, que destacó la recuperación de la impronta de Seco Velasco, tuvo un guiño con la Hermandad de la Paloma al inicio de su alocución enviando un abrazo a sus hermanos debido a la imposibilidad de poder estrenar el nuevo trono de la Virgen el próximo Miércoles Santo al no estar totalmente acabado. Seguidamente, se proyectó un vídeo en el que los exhermanos mayores de la cofradía explicaron las distintas actuaciones que se han llevado a cabo en el trono en cada uno de los mandatos. Tras descubrir la obra, tomó la palabra el orfebre Emilio Méndez y el hermano mayor, Emilio Betés, en un acto donde participó la banda de música de la Esperanza y el pianista José María Cano.