La ruta de los Viajeros Románticos revive en Málaga: la Serranía que enamora

Se trata de un itinerario que se basa en el denominado Camino Inglés, desde Gibraltar, que era el lugar donde desembarcaron muchos viajeros (entre ellos escritores o pintores) para hacer una incursión por tierras andaluzas pasando por la ciudad de Ronda.

Así, este trayecto, que pronto estará señalizado completamente como un gran recorrido, con etapas válidas tanto para el senderismo como para la bicicleta, partirá desde la barriada de El Secadero(Casares) y pasará por este orden por Gaucín, Benarrabá, Algatocín, Benadalid, Benalauría, Atajate y Alpandeire.

Desde este último municipio, donde en los últimos meses se recupera la población de lechuzas, aguarda el último trayecto del camino hasta la ciudad del Tajo, la misma que cautivó a viajeros tan ilustres como Washington Irving, Antoine de Latour, Anatole Demidoff o Edmond Boissier en la primera mitad del siglo XIX.

El itinerario, que parte de muchos caminos que ya están homologados como senderos, será un nuevo gran recorrido para la provincia de Málaga, con una distancia total de 58 kilómetros, que son los que hay entre El Secadero, en el límite con la provincia de Cádiz (frente a esta barriada de Casares está el pueblo de San Martín del Tesorillo) y Ronda.

El primer tramo plenamente malagueño del Camino Inglés irá durante varios kilómetros junto al río Guadiaro. Así, desde El Secadero se irá hacia Gaucín por esta ribera hasta los Nogales, donde hubo una mítica venta -justo en el punto donde el Genal se une al Guadiaro-. Antes de llegar a Gaucín, donde se erige el mencionado castillo del Águila, se pasará por la fuente de la Almedinilla, donde una leyenda religiosa sitúa la aparición del Niño Jesús a San Juan de Dios (siglo XVI).

Desde Gaucín el recorrido, que coincide parcialmente con el itinerario de la ruta de los Almorávides y los Almohades, parte un itinerario que no pierde de vista Gibraltar, pero que se dirige a través del Valle del Genal hacia la ciudad monumental de Ronda.

Primero, hará parada en Benarrabá, donde se recuerda una leyenda andalusí que sitúa allí el origen del color carmesí. Tras ver su laberíntico casco antiguo y sus vistas al valle, hay que planear el siguiente hito, Algatocín, donde aguarda la ermita del Calvario, uno de los lugares donde se suele ver con nitidez el Peñón y donde, según la tradición oral, se consiguió salvar del naufragio a unos marineros.

Benalauría y Benadalid son las siguientes paradas de este trazado del Camino Inglés. Al igual que en los casos anteriores hay itinerarios que sirven para obviar la carretera Ronda-Algeciras y caminar por carriles o senderos aptos para ir a pie, sobre dos ruedas o incluso a caballo. En el primero de los pueblos, se conserva aún su Casa Consistorial, que data precisamente del siglo XVIII. En Benadalid, por su parte se sienten especialmente orgullosos de su castillo, de origen árabe, pero reconstruido hace poco más de tres centurias.

El siguiente hito será Atajate, donde apenas hay vestigios de su antiguo castillo, pero sí hay un importante legado inmaterial en torno al mosto, el vino más tradicional de la zona desde hace siglos. Este pueblo, que es el menos poblado de la provincia de Málaga, puede presumir de tener en cada casa el nombre o el apodo de sus propietarios.

Desde Atajate se puede llegar a Alpandeire a través del último tramo de la ruta senderista que lleva el nombre de Fray Leopoldo, famoso beato que nació precisamente en esa segunda villa de la Serranía de Ronda.

Desde Alpandeire sólo queda dirigirse hacia Ronda a través de un camino ya existente que resulta trepidante en cuanto a historia y paisajes, ya que pasa junto al dolmen de Encinas Borrachas y a los pies del Tajo del Abanico. Un gran preludio antes de llegar a la ciudad que enamoró a tantos viajeros románticos hace dos siglos.