Oporto, el paraíso de la cultura del vino

Qué comer: Si hay un plato que no puede faltar en la gastronomía de Oporto es el bacalao, destacando la receta clásica con broa o pan de harina de maíz. Pero también hay que probar la Francesinha, un original sándwich que hace las delicias de los viajeros, o el pulpo en muy dispares formas de preparación, denominado en estas tierras portuguesas como polvo, así como la Alheiras, un embutido típico de esta ciudad.

Dónde comer: A la oferta de restauración del centro y las terrazas que hay junto al Duero, en las que degustar la Francesinha en el Café Santiago y el Bufete Fase o saborear los pastelillos de bacalao en la Casa Portuguesa do Pastel de Bacalhau, se le suman ahora las propuestas de carne de 1828; de pescado de Golden Catch, y de cocina local T&C, donde hay pequeños reservados en originales barricas de vino, en Wow. También son todo un clásico las cervecerías Brasao, el restaurante Trinkas, en la plaza de la Universidad, y acabar la noche con los amigos en la galería París, la zona de copas de Oporto. Una parada en el célebre Café Majestic es otro de los atractivos.

¿Qué no te puedes perder?: La vista de la ciudad desde el distrito cultural Wow, en la zona ribereña de Vila Nova de Gaia que ha venido a dinamizar las bodegas de vino de Oporto con una inversión de 106 millones de euros realizada por el grupo Fladgate Partnezhip, cuyo CEO es Adrian Bridge, se ha convertido en un imprescindible de la visita a la que es la segunda ciudad más importante de Portugal y la cuna de uno de los vinos más célebres del mundo. Pasear por su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996 junto a su muralla, o visitar la Catedral de la Sé, la iglesia y Torre de los Clérigos, el mercado do Bolhao o el Palacio de la Bolsa forman parte de ese recorrido clásico de un Oporto al que ahora se le suman museos temáticos y rompedores como el del vino, el del corcho, el del chocolate, el Pink Palace, en torno a los caldos rosados donde una piscina gigante de bolas se convierte en toda una atracción, o The Bridge Collection. Los puentes que cruzan el Duero son otros de los grandes atractivos de Oporto, destacando el de María Pia, construido entre enero de 1877 y el primero en arco ferroviario que unió las dos riberas del Duero y que fue diseñado por Théophile Seyrig, socio de Gustave Eiffel. También impresiona el de Luis I. Recorrer la calle Santa Catarina e inmortalizar el hall de azulejos con las batallas y las costumbres de la ciudad de la estación de Sao Bento son visitas obligadas. Con un centro en obras, en una ciudad con el turismo en auge y en plena transformación, visitar las múltiples bodegas, algunas emblemáticas como Taylor's o Fonseca, y participar de catas y cursos exprés de vino, en la escuela de este nuevo barrio cultural, se convierten en atractivos con un fuerte tirón en una urbe en la que la oferta de turismo de experiencias invade ya las dos orillas del Duero antes de que poder disfrutar de la playa sea otro buen plan.

Los pequeños de la casa encontrarán en Oporto un lugar en el que disfrutar de la aventura de navegar por el Duero en los tradicionales rabelos, los barcos donde se trasladaba el vino o de las actividades en El Serralves, que incluye un parque de 18 hectáreas. Un paseo en el Teleférico de Gaia o una inmersión en el espacio interactivo para familias en torno al agua que hay dentro del Parque de la Ciudad, son otras de las alternativas, a las que se les suma el Sea Life de Porto o la experiencia de subir al tranvía y cruzar impresionantes puentes o descubrir el museo de este medio de transporte.

Moverse por Oporto es muy fácil y caminar por ella es una grata experiencia. La red de autobuses, el funicular dos Guindais, el elevador da Lada o el ascensor da Ribeira hacen muy cómoda la visita a esta ciudad, en la que los tranvías han quedado casi que como un reclamo turístico. Pero, sin duda, el metro es la opción más rápida y la Tarjeta Andante es la mejor forma para pagar en los medios de transporte de Oporto. Se puede recargar con billetes sencillos, bonos de diez viajes o abonos diarios. El precio de la tarjeta es de 0,60 euros, a sumar a la tarifa elegida.