Belgrado, la ciudad que arrebató a Málaga la Expo 2027

Qué comer: La cocina serbia es muy rica por sus múltiples influencias. En una estancia en Belgrado hay que degustar el sarma, que es uno de los platos típicos que consiste en un relleno que se envuelve en hojas de col en escabeche y luego se cocinan sobre chucrut. También hay que probar el Cevapi, un tipo de kebab que se elabora con carne de ternera y cordero picada y se sirve con cebollas y salsas, y el pljeskavica, una hamburguesa gigante hecha con carne picada y especiada. Conviene hacer hueco para saborear el burek, un pastel elaborado con masa filo y relleno de carne picada, espinacas o queso que es ideal para desayunar o almorzar y que se puede encontrar en cualquier panadería o restaurante en toda la ciudad.

Dónde comer: Las alternativas son numerosas. Un local clásico y visita casi imprescindible para los turistas es el restaurante Zavičaj. En esta línea de cocina tradicional, pero en este caso con un ambiente más moderno, está el restaurante Manufaktura, muy cerca de la calle comercial más importante de Belgrado. Además, es conveniente visitar Drama Cevapi, que está considerado el mejor lugar donde comer cevapi en la capital serbia, y Boutique, en plena Plaza de la República y uno de los lugares más clásicos donde comer en la ciudad. Otro planazo es dar un paseo al caer la tarde por Skadarlija, el barrio bohemio, para cenar en restaurantes como Skadarska ulica y Tri šešira y acabar con un cóctel en el Red Bar.

¿Qué no te puedes perder?: Belgrado es una ciudad de contrastes. De los palacios a los edificios aún destruidos por una de las últimas guerras, antes de la invasión rusa en Ucrania, en suelo europeo. Su monumento más importante es Beogradska Tvrđava, una inmensa fortaleza en la confluencia de los ríos Danubio y Sava que muestra la importancia estratégica de la ciudad para los imperios romano, bizantino, otomano, serbio y austríaco, y su extenso parque Kalemegdan. También hay que hacer una visita al Templo de San Sava, considerada la iglesia ortodoxa más grande de los Balcanes y una de las más grandes del mundo. En la plaza Terazije también encontrarás el Palacio Albania, el primer rascacielos de Belgrado y el edificio más alto de los Balcanes antes de la II Guerra Mundial. En una ruta por los palacios de la capital se puede incluir un recorrido por el Palacio Viejo, actual sede de la Asamblea de la Ciudad de Belgrado; el Palacio Nuevo, sede del Presidente de Serbia; o el Palacio Real. Belgrado es también una ciudad de museos. Imprescindibles son el Museo Nacional, el más importante del país, con una colección de más de 400.000 objetos, y el del escritor yugoslavo que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1961 Ivo Andric, situado detrás del Palacio Real. Una visita a la Casa de las Flores, el mausoleo en el que descansan los restos de «Tito» o el mariscal Josip Broz, que fue el dirigente de la República Federal Socialista de Yugoslavia entre 1945 y 1980, ayuda a comprender la historia de este país.

Compras: La principal arteria comercial de la ciudad es Mihailova y el centro más popular es Ušče. Un paseo por los mercados Kalenić Green Market y por el Zeleni Venac Market es fundamental. Como recuerdo y algo típico una botella de Rakija, la bebida tradicional de Serbia y, aunque la hay muchas variedades, la de ciruela es la más común.

Un recorrido por la fortaleza, un paseo por el Danubio y una visita al Museo de las Ilusiones, en el que quedarás encantado porque nada es lo que parece, conforman algunas de las actividades que los pequeños de la casa podrán disfrutar a lo grande en su estancia en Belgrado.

Los principales atractivos turísticos están muy concentrados en el Centro de la ciudad, de forma que es fácil visitarlos a pie. Aún así el sistema de transporte público ofrece las alternativas de tranvía, trolebús y autobús, cuyos billetes se venden en los quioscos y también es posible comprar una tarjeta recargable que cuesta 250 dinares. Cuenta además con una línea de ferrocarril, también operada por GSP Beograd.