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Jimmy Kimmel.
El 'marrón' de Jimmy Kimmel: salvar los Oscar

El 'marrón' de Jimmy Kimmel: salvar los Oscar

El presentador vuelve a echarse a la espalda una gala tan icónica como difícil, cuyos índices de audiencia no han dejado de bajar en los últimos años

I. C. R.

Jueves, 9 de marzo 2023

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No lo tendrá fácil, pero al menos Jimmy Kimmel ya sabe lo que se va a encontrar nada más subirse al escenario del Dolby Theatre de Los Ángeles, cuando dé el pistoletazo de salida a la 95ª edición de los Premios Oscar, que tendrán lugar la madrugada del domingo al lunes, a la 1:00 horas.

Será la tercera vez que el presentador del late night 'Jimmy Kimmel Live!', de la cadena ABC, se ponga a los mandos de la ceremonia organizada por la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de Hollywood, un evento que en los últimos años ha ido perdiendo una audiencia considerable y al que la pandemia de covid hirió gravemente en 2021, con una gala seguida solo por 10,4 millones de espectadores. Fue su punto más bajo y tuvo que ver, sin duda, con un año bastante plano en lo que a oferta cinematográfica se refiere y, quizá, por la ausencia de presentador. Para entonces, la gala ya llevaba tres años sin presentador, algo que no había ocurrido desde 1998.

Todo comenzó en diciembre de 2018, cuando el humorista Kevin Hart anunció que se ocuparía de conducir la gala de 2019. Dos días después, el actor y cómico de Filadelfia renunciaba tras la polémica desatada por unos chistes y comentarios homófobos publicados en su cuenta de Twitter entre los años 2009 y 2011. Y entonces comenzaron los problemas para la Academia. A pocos meses de la ceremonia, les estaba siendo imposible encontrar a alguien que se hiciera cargo de la misma y comenzaron a plantearse la posibilidad de que no hubiera un presentador al uso. Fue la tónica que siguieron en 2019, 2020 y 2021, hasta que el pasado año las actrices y humoristas Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes se hicieron cargo de algo que en los últimos años se ha visto como un 'marrón'.

Seth MacFarlane, creador de series como 'Padre de familia' y películas como 'Ted', daba a 'Entertainment Weekly' la clave de lo que podía estar pasando. «Es un formato anticuado, tan actual como los programas de variedades de los años cincuenta. Siempre se hace un esfuerzo por hacerlo interesante para los espectadores que están acostumbrados a un tipo de entretenimiento muy diferente en la era moderna, pero es muy complicado. Así que no es un trabajo fácil y no me sorprende que tengan dificultades para encontrar candidatos», decía en 2019, tras la renuncia de Hart. MacFarlane fue el responsable en 2013 de conducir una gala en la que hubo hasta chistes a costa de Harvey Weinstein, cuatro años antes del #MeToo, pero su humor algo más grueso y mordaz no gustó a todo el mundo, si bien alcanzó los 40,3 millones de espectadores, el único que lo ha conseguido en la última década junto a Ellen DeGeneres, que reunió a 43,7 millones de espectadores en 2014. «Mira, todo el mundo tiene los ojos puestos en ti. Y cuando haces algo que está en el centro de todas las miradas vas a recibir muchas opiniones de mucha gente. Estoy tratando de pensar en la última vez que leí una reseña de los Oscar al día siguiente en la que todo el mundo estuviera entusiasmado… y ha pasado mucho tiempo», señalaba en las misma entrevista con 'Entertainment Weekly'.

Sorprendentemente, y pese a la ausencia de presentadores y de alma, según buena parte de la crítica televisiva, la gala de 2019, que coronó a 'Green Book', la cinta de Peter Farrelly, como mejor película, mejoró la audiencia de la anterior ceremonia, alcanzando los 29,6 millones de espectadores, frente a los 26,5 millones que concitó en 2018 el propio Jimmy Kimmel en su segunda tentativa. Sin embargo, la cifra de televidentes volvió a descender en 2020. 23,6 millones de espectadores vieron aquella gala en la que el surcoreano Bong Joon-ho hizo historia al ganar el Oscar a mejor película por 'Parásitos'. El año pasado, la gala mejoró sus datos, alcanzando los 16,6 millones de espectadores, pero aún por debajo de los 20 millones y de los 30 millones que, considera ABC, debería reportarles como mínimo una gala de estas características. Presentada, como ya hemos dicho, por Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes, la bofetada que propinó Will Smith a Chris Rock, sin duda, animó las cosas. Oscar a mejor actor por 'El método Williams', el actor y rapero fue vetado y no podrá asistir a una ceremonia en diez años.

Kimmel ya ha dejado claro que el incidente se abordará de alguna manera en la ceremonia. Entrevistado recientemente por 'Entertainment Weekly', ha afirmado que «todavía resulta chocante que aquello ocurriera. Encima, que algo así pasase en los Oscar hace que se magnifique por un millón de veces. Es algo que todo el mundo lamenta y que acabaremos superando». Y compara el incidente con el sucedido en 1974, en que un hombre desnudo irrumpió en el escenario corriendo por detrás de David Niven. «Lo recordaremos de la misma manera: como un momento extraño del que todos hemos hablado y del que, con suerte, aprenderemos». Además, elogia la compostura de Rock: «Que te abofeteen y mantengas la calma es algo de lo que Chris debería estar orgulloso».

El número de apertura de Hugh Jackman, en 2009.

Kimmel no lo hizo mal en 2017, cuando sumó 32,9 millones de espectadores, el año en el que la estatuilla a mejor película se la llevó 'Moonlight', tras una polémica entrega final. Precisamente, un año antes, con Chris Rock como maestro de ceremonias, la gala sumaba 34,4 millones de espectadores, el año anterior, con Neil Patrick Harris, 3,7 millones, y en 2012, con Billy Crystal, 39,3 millones de espectadores. Pero ninguno ejecutó un número musical tan atrevido y divertido como el que llevó a cabo Hugh Jackman en 2009, el año en el que la crisis se subió al escenario del Dolby Theatre. El australiano concitó a 36,3 millones de espectadores.

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