Yolanda Matasanos Díaz
La ignorancia es el credo del charlatán. El mal humor del acomplejado. La antesala de la contradicción. Yolanda Díaz con sus ocurrencias.
Pablo Iglesias nos ... regaló a la líder de Sumar en la noche oscura de su derrota. La política de la ría de Ferrol convirtió su proceso de escucha en un sí a las consignas de Ferraz para así apuntalar los estertores del sanchismo. Tezanos la sostiene y Sánchez la necesita. Frecuentadora de la traición, despachó primero al PCE, después a Izquierda Unida, en tercer lugar se rio de Alternativa Gallega de Izquierdas del desubicado Beiras y finalmente ha firmado la sentencia de muerte de Podemos. Dada a la cultura de la cancelación, no ha dudado en borrar de la política a sus antiguos compañeros Irene Montero, Pablo Echenique, Angela Rodríguez Pam o a su adorada Mónica Oltra a la que siempre creyó, pero a la que tampoco ha incluido en sus listas. Su trayectoria política es un tratado de supervivencia y deslealtad, por mucho que reparta abrazos y sonrisas.
Esta semana se atrevió con la sanidad. Un tema que le viene grande por desconocer su complejidad. Sus propuestas son el bálsamo de Fierabrás en versión comunista. En su programa pasa de la violencia obstétrica a la valoración de la permanencia de quince años de los médicos de forma obligatoria en el servicio público como propone Alberto Garzón, a la que suma la desaparición de MUFACE, la instauración de una farmacia pública que remedie todos nuestros males o la desaparición de los copagos en las recetas por ejemplo. A todo eso le añade demagogia sobre la atención primaria y la salud mental, y se queda tan ancha. La sanidad española necesita menos ideología y más conocimiento. Debe por desgracia sobrevivir a todas estas ocurrencias que no soportan un mínimo análisis crítico.
Yolanda Matasanos Díaz aspira a heredar los restos de la política Frankenstein con sus particulares purgas y sangrías.
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