La sanidad en urgencias

Hay sensaciones encontradas con la sanidad. Por un lado, está la satisfacción por el esfuerzo de los profesionales en la lucha contra la pandemia y la de un sistema público que es líder en vacunaciones cuando poca gente confiaba que eso fuera posible en España. Pero, por otro, el deterioro de la Atención Primaria está siendo clamoroso, con ejemplos diarios desde hace muchos años de una sanidad que no se corresponde con los parámetros mínimos de dignidad humana ni de calidad. Es un problema que afecta de igual modo al servicio público y privado. En Málaga capital el caos es permanente, y también ocurre en otros municipios; no hay más que mirar el ejemplo del Hospital Costa del Sol, cuya situación fue descrita hace poco por el Sindicato de Médicos como «caótica y desoladora». Las causas son variadas: desde la falta de contratación de médicos, muchos de los cuales están en una situación laboral precaria, hasta el aumento de la población en territorios costeros. La pandemia ha funcionado como el último detonante de este deterioro, pero el coronavirus no puede ser la excusa de que no se cubran las bajas por vacaciones, se cierren quirófanos o puntos de atención concretos, como el de ITS que atendía en el centro de salud de La Roca. En los hospitales malagueños se han llegado a denunciar esperas de 24 horas en urgencias.

No hay que ponerse en los extremos: cualquier lector que sea usuario de la sanidad pública puede comprobar que en los centros de salud es casi imposible encontrar una cita presencial para los próximos 14 días, como llevo varias semanas comprobando en el centro que me corresponde, que es el de El Palo. Acudir a las urgencias de un hospital privado también supone armarse de paciencia, pero la situación es nefasta para pacientes graves y oncológicos, muchos de los cuales han sido desatendidos en los últimos meses y abandonados a su suerte, provocando más dolor, más muerte y una profunda frustración en enfermos y familiares. La construcción del tercer hospital de Málaga es una buena noticia que llega con 20 años de retraso. La cuestión sanitaria supone un problema de primer orden para la ciudadanía, y es vital que los políticos responsables se enteren de que esta situación es insoportable.