El salvavidas británico
Aún con la resaca informativa de la World Travel Market (WTM), una de las tres grandes citas a nivel mundial del turismo y que, por ... cierto, ha ido como la seda desde el inicio hasta el final, y tras conocer los datos de otro verano de récord más en empleo y gasto turístico que en llegadas de viajeros, es importante reparar en la importancia del turismo para los destinos malagueños y andaluces y del salvavidas que para ello supone el mercado británico. Una reflexión que viene a cuento de que en la Costa del Sol el turista español sigue sin levantar cabeza y el gran 'caladero' que está compensando este retroceso es el Reino Unido, un país del que procede el 30% de los pasajeros que llegan al aeropuerto de Málaga que en los nueve primeros meses del año han contabilizado ya casi 2,5 millones de británicos, un 8% más que en el mismo periodo del pasado año.
Para los ingleses, España es la primera opción para pasar sus vacaciones y la Costa del Sol el lugar al que llegan el 85% de los que eligen Andalucía. Los datos son abrumadores y ello supone una carga de responsabilidad muy grande para con este mercado en el que se busca fidelizar viajeros y llegar a un turista potencial con mayor capacidad de gasto. Sin embargo, las dimensiones de negocio para el turismo que supone el Reino Unido representan un compromiso mayor. Supone una toma de conciencia de que aquí no se puede fallar, hay que seguir invirtiendo aunque una de las prioridades sea avanzar en mercados lejanos como Estados Unidos o China, y hay que reforzar los canales de comunicación porque la conectividad sigue mejorando y eso que en la Costa del Sol es prácticamente un puente aéreo.
Pero lo más importante es planificar al dedillo cuantas medidas sean necesarias adoptar para evitar que la primera impresión de estos turistas sea la de un caos en el aeropuerto ante la entrada en vigor de los nuevos controles de pasaporte para quienes proceden de terceros países, como es ya Reino Unido. Las imágenes de colas eternas y sólo dos policías para gestionar estas avalanchas no son de recibo cuando el viajero advierte de la existencia de más puestos de control sin actividad y con los que se podrían agilizar este tránsito. Y aunque estos colapsos se produzcan de forma puntual a lo largo del día hay que evitarlos porque es fácil planificar estos momentos punta de tráfico al conocerse con más que suficiente antelación los movimientos programados por las aerolíneas. En este caso las competencias no son de Aena sino de Interior, al ser la Policía Nacional la encargada de esta tarea. Un asunto que hay que atajar ya por el bien del turismo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión