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SALUDAR

Miércoles, 26 de junio 2019, 07:50

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Dirigir a alguien, al encontrarlo o despedirse de él, palabras corteses, interesándose por su salud o deseándosela, diciendo adiós, hola, etc. no me diga Ud. ... que no es una definición preciosa. Sin embargo, es demasiado exigente. En estos tiempos de vorágine en que las semanas se nos transforman en días, los días en horas, el saludo se ha reducido a lo mínimo. Cuando te encuentras con alguien conocido, salvo que alguno tenga un interés especial en detenerse a charlar, ya sea por compromiso, por amistad o simplemente porque conviene, el saludo se transforma en algo muy simple, adiós, por ejemplo que corta cualquier intento de que el otro se sienta impulsado a comenzar un intercambio de frases inútiles. El hola, en cambio, invita a una conversación. Los buenos días, buenas tardes, buenas noches, son de lo más neutros pero ya no se utilizan con tanta frecuencia. El 'me alegro de verte' se puede emplear sin problema y, generalmente, sin ningún sentido porque pocas veces el ademán acompaña a la anunciada alegría. El 'qué tal' tiene también su peligro porque puede ser seguido de una retahíla de acontecimientos lastimosos que te conmueven y de los cuales habrías preferido permanecer ajeno. Estos saludos son los habituales en la calle, al paso. En Marbella, a pesar de que ya no es un pueblo pequeño ni mucho menos, es constante el encuentro con personas conocidas. Y como es frecuente ese toparse con las mismas personas, el saludo es algo mecánico que no denota nada, ni afecto, ni ningún sentimiento. Pero es necesario porque suprimirlo resultaría ofensivo. Así que no hay más remedio si se quiere salir a la intemperie.

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