Puentes igualitarios sobre aguas turbulentas
José M. Domínguez Martínez
CATEDRÁTICO DE HACIENDA PÚBLICA DE LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
Domingo, 19 de octubre 2025, 02:00
Existe una amplia brecha -un abismo si comparamos los extremos- entre 'los que tienen' y 'los que no tienen'. Posibilitar que todas las personas dispongan ... de las mismas oportunidades para prosperar en la vida, con independencia de su punto de partida, se considera uno de los principios fundamentales de una democracia. Un informe de la OCDE ('To have and have not: how to bridge the gap in opportunities', 2025) pretende mostrar cómo salvar ese desfase social que mantiene en islas separadas a distintos colectivos poblacionales.
A efectos de la meta señalada, es crucial levantar puentes que puedan ser transitados sin restricciones ni peajes. Sin embargo, desde su altura, no siempre se percibe bien el funcionamiento de la dinámica subyacente. La turbiedad de las aguas no permite apreciar nítidamente el juego de los factores que inducen itinerarios divergentes, ni tampoco dónde radican los resortes esenciales para corregir las diferencias en las casillas de salida. Adicionalmente, a tenor de investigaciones recientes, los datos sobre la desigualdad económica aparecen en un campo sembrado de minas.
Como apunta la OCDE, comprender cómo puede promoverse la equiparación de condiciones y la movilidad social continúa siendo una prioridad para gobiernos y ciudadanos. El referido informe arroja luz sobre algunas cuestiones relevantes, si bien no acaba de despejar completamente la opacidad de las aguas en zonas críticas. A partir de unos resultados concretos observados, no siempre es fácil dilucidar qué parte es imputable a las oportunidades y qué otra obedece a factores de distinta naturaleza.
Aunque aquellas son el foco del estudio, algunas de las conclusiones se atienen a los resultados. En los países de la OCDE, en promedio, más de una cuarta parte de la desigualdad total en la renta derivada del mercado puede atribuirse a circunstancias fuera del control de los individuos, tales como el sexo, el lugar de nacimiento y el entorno socioeconómico parental. España, con una cifra por encima del 30%, se encuentra entre los países que arrojan mayores porcentajes en este apartado.
De otro lado, las tendencias recientes sobre la desigualdad de oportunidades muestran un ligero incremento medio, así como una cierta mayor convergencia, al observarse aumentos en países donde la desigualdad es baja, y disminuciones allí donde es alta.
Asimismo, se constata que el entorno socioeconómico parental sigue jugando un papel clave en la configuración de las opciones en las trayectorias individuales. En la mayoría de los países, contribuye en más de un 60% a la desigualdad de oportunidades observadas a escala familiar. Igualmente, el sitio donde nace y crece una persona ejerce una influencia duradera en sus posibilidades a lo largo de la vida.
Por otra parte, el estudio destaca la importante contribución de los sistemas impositivo y de prestaciones sociales en pro del objetivo de nivelar el terreno de juego. Los impuestos y las transferencias están asociados a una reducción de la desigualdad en torno a una cuarta parte, aunque hay notorios contrastes entre países. A lo anterior habría que añadir el efecto de los servicios públicos, como los de educación y salud.
El informe contiene otra conclusión que, para algunas personas mayores, podría resultar llamativa. Según se afirma, en una gran mayoría de países de la OCDE, las generaciones más jóvenes han tendido a experimentar mayores niveles de desigualdad de oportunidades que las generaciones previas a la misma edad. Ahora bien, al cuantificar los respectivos contrastes intrageneracionales en cada período, no hay que obviar que se han desplazado los puntos de referencia de las escalas de medida. En tal sentido, habría que confrontar las diferencias intertemporales, en términos absolutos, con relación a las posibilidades de estudiar, practicar deporte, viajar, acceder a servicios médicos, emprender un negocio, u obtener información, entre otras actividades. A este respecto, no puedo dejar de evocar las oportunidades que tenían los adolescentes a comienzos de los años setenta del pasado siglo, comparándolas con las que tienen hoy día.
Finalmente, un análisis comparativo revela que, en los últimos quince años, las políticas públicas parecen haber sido más efectivas en reducir las disparidades en los resultados que en abordar las barreras estructurales a la igualdad de oportunidades, con riesgos asociados para la movilidad social futura y el crecimiento económico. Se desprende que, para el logro de los objetivos planteados, es preciso: i) aumentar la capacidad de la economía para brindar oportunidades a los individuos (dinamismo económico); y ii) aumentar la capacidad de los individuos para aprovechar las alternativas disponibles (dotaciones).
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión