Borrar
La propiedad de ¿nuestros datos?

La propiedad de ¿nuestros datos?

La seguridad no puede limitarse a tener una contraseña, sino que debemos ser conscientes de dónde generamos nuestro contenido y buscar el equilibrio entre seguridad y utilidad

NICOLÁS SERRANO

Viernes, 29 de noviembre 2019, 08:13

Nuestra actividad diaria en la red genera datos. No es necesario que lo hagamos de forma explícita, como cuando rellenamos nuestro perfil en Facebook o LinkedIn, incluimos un producto en la lista de deseos o guardamos una alerta en un buscador. Cada vez que navegamos por una página de internet, el servidor de dicha página puede estar guardando información sobre nosotros. Puede ser de una forma transparente, como cuando Amazon nos muestra los últimos productos vistos o recomendaciones basadas en nuestras compras. Pero un servidor puede guardar cualquier interacción que hagamos en su página o en páginas con las que tenga un acuerdo, ya sea directamente o como cuando proporciona espacio para publicidad que es subastada a terceros.

Utilizamos servicios en línea en los que asumimos que se utilizan nuestros datos. Microsoft en un video titulado 'Gmail man' anunciaba su suit Office mostrando a un cartero que simulaba repartir el correo de Gmail mientras iba leyendo su contenido. Google respondió que son máquinas los que analizan el correo para proporcionar servicios de interés. Recientemente han salido noticias en las que los asistentes virtuales que responden a comandos de voz graban las conversaciones y algunas de ellas las escuchan empleados de estas compañías. Hace poco tiempo lo hubiéramos considerado como espionaje en nuestras propias casas mientras que ahora lo asumimos y hacemos pruebas para ver si al pronunciar determinados nombres de productos recibimos a continuación publicidad de los mismos.

El propósito de las empresas de estos asistentes es proporcionarnos un mejor servicio. Este mes Amazon comentaba sus planes para dar más capacidades a su asistente Alexa. Uno de los objetivos es pasar de unas interacciones pasivas, en que responde a lo que demanda el usuario, a una activa, en la que propone lo que espera que deseará el usuario. Y su visión del producto es que dichas capacidades sigan aumentando teniendo en cuenta las acciones pasadas de un gran número de usuarios y teniendo en cuenta la situación de los mismos. Pero ello supone que Amazon debe guardar ingentes cantidades de información para entrenar a sus algoritmos y surgen las dudas sobre la privacidad de dichos datos.

Las empresas como Google o Amazon proporcionan, así lo exigen además las leyes de protección de datos, la posibilidad de que eliminen nuestros datos o nos informen de los que disponen. Pero los datos no se guardan de forma aislada, sino que se combinan y se utilizan para entrenar los distintos algoritmos de Machine Learning. Por ello, su eliminación es como intentar recuperar la sal echada en el caldo y servida a los comensales. Se podrá eliminar el dato directo, como nuestro nombre y dirección, pero no el rastro de los mismos.

Este uso tan despreocupado por parte de los usuarios de nuestros datos contrasta sin embargo con lo celosas que son las empresas con los suyos. Pocas empresas utilizarían un servicio gratuito de contabilidad o gestión que guardase esta información y a cambio ofreciese su gestión. De hecho, una de las barreras de un mayor desarrollo del Cloud Computing es la desconfianza de almacenar los datos en un servidor externo, aunque un análisis de seguridad muestra que es una opción más segura desde todos los puntos de vista.

Este celo por lo datos, a pesar de que suponga un desembolso económico, se considera rentable debido a que son conscientes del valor que dicha información tiene para la empresa y las pérdidas que pueden suponer el que llegue a otras manos.

Este concepto de pagar por proteger o tener la propiedad de los datos es más difícil de asimilar por los usuarios domésticos, más acostumbrados a que el software no cueste dinero o por poder disponer de servicios gratuitos en red sin más requisitos que el registrarnos.

Mucha gente limita alguna de estas actividades, por ejemplo, no usando asistentes por voz. Pero, por una parte, como todas las innovaciones tecnológicas, cada vez es más fácil que se vaya rebajando la resistencia a su uso y por otra, aunque no utilicemos el asistente, es prácticamente seguro que utilicemos buscadores de texto como Google que realizan una función similar, el correo electrónico o cualquiera de las aplicaciones disponibles en la web.

Por tanto, la seguridad de nuestros datos no puede limitarse a tener una contraseña segura, sino que debemos ser conscientes de dónde generamos nuestro contenido, directa o indirectamente, y buscar el equilibrio entre seguridad y utilidad a la espera de que algún servicio o hecho futuro nos lleve a ser realmente propietarios de nuestros datos.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur La propiedad de ¿nuestros datos?