Paco Otegui Martín

En el inicio de la semana, Zapatero defendió que bajo su Gobierno se terminó con ETA porque se rindió. Esta declaración suya hay que completarla con otras recientes afirmaciones en la misma línea: «Les dijimos a quienes apoyaban el terror en su día, que si lo dejaban, tendrían juego en las instituciones». La realidad la conocemos todos. ETA asesinó e intentó pervertir las instituciones democráticas extorsionando a todos los gobiernos. Nadie cedió, hasta que Zapatero legalizó a su marca política sin disimulo. Desde ese momento el PSOE se convirtió en el heredero universal de esa estrategia falaz de apaciguamiento y blanqueamiento del totalitarismo que representa EH-Bildu.

Tanto es así, que Paco Martín, delegado del Gobierno en Madrid, este pasado jueves no dudó en afirmar que los «supuestos enemigos de España», refiriéndose al mundo totalitario vasco representado en las instituciones, han «hecho más por los españoles y por España que los que han hecho todos los patrioteros de pulsera». Unas palabras aberrantes al referirse a Arnaldo Otegi y los suyos, que aún siguen sin pedir perdón por los crímenes de ETA y justifican a quienes los cometieron hasta el punto de que en el 28-M no dudaron en incluir en sus listas electorales a cuarenta y cuatro etarras sentenciados, siete con delitos de sangre. La cercanía de Paco Otegui Martín a Pedro Sánchez, con el que ha trabajado en Presidencia del Gobierno desde 2020, primero como director del Departamento de Planificación y Seguimiento de la Actividad Gubernamental y desde 2021 como secretario general de la Presidencia del Gobierno, avala la idea de que su discurso es el que mantiene el propio presidente del Gobierno y todo su Ejecutivo en conjunto. España no merece más sepulcros blanqueados en política.