Que la orquesta siga tocando
Elecciones Generales 28A ·
Pablo Casado no aspiraba a ganar las elecciones, pero sí a gobernar, reeditando el acuerdo de las tres derechasPablo Casado no aspiraba a ganar las elecciones, pero sí a gobernar, reeditando el acuerdo de las tres derechas (PP, Ciudadanos y Vox) que en ... enero hizo presidente de la Junta de Andalucía a Juan Manuel Moreno Bonilla. Ayer, Casado libraba su primer combate electoral tras la renuncia de Mariano Rajoy. Con los 66 diputados obtenidos, Casado reduce el peso del PP en el Congreso a más de la mitad y logra la pírrica victoria de ser la fuerza de la derecha más votada, con Rivera pegado a sus talones. Pero el tsunami en calle Génova ha sido devastador: el nuevo líder cosecha los peores resultados para su partido, pulverizando la peor marca rubricada en 1989 por Aznar con 107 diputados. El descalabro es clamoroso, con vuelco histórico en el Senado.
En las cocinas de campaña del PP flotaba el miedo al hundimiento de la nave que auguraban todas las encuestas. Pero no imaginaron el calibre del batacazo, en puertas además de comicios municipales, autonómicos y europeos.
Es verdad que el nuevo equipo directivo de PP asumió el liderazgo hace menos de un año, tras una moción de censura que los expulsó del Ejecutivo y, en poco tiempo, ha tenido que encarar una convención nacional para rearmarse ideológicamente y unas generales anticipadas. Pero Casado ha patinado en su prueba de fuego, perdiendo un auténtico patrimonio de votantes en la campaña más reñida de la democracia, en las que se vendió como un «valor seguro», dirigiéndose sobre todo al votante fugado a Vox y descuidando al de centro, un hueco que ha sabido rentabilizar Ciudadanos. No hay duda, los nuevos rostros y los mensajes extremistas no han funcionado.
Que el hombre fuerte en Madrid, Ángel Garrido, se bajase en los últimos días del barco fichado por Ciudadanos sonaba al clásico: la tripulación abandona la nave cuando comprueba que ya se hunde. Y el PP ha naufragado como el 'Titanic'. Casado no dimite y, como en la tragedia del mítico transatlántico británico, ha dado la orden de que la orquesta no pare y siga tocando. Pero al nuevo líder le quedan ahora pocos músicos. Ha hundido el partido que gobernaba el país hace un año.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión