El origen del coronavirus

Otra pregunta muy reveladora que se le planteó a Fauci por parte del senador republicano Rand Paul fue si la agencia gubernamental que él dirigía ayudó a financiar investigaciones sobre ganancia de función de determinados virus en el Instituto de Wuhan. Ante las respuestas no muy claras del epidemiólogo, el senador, un tanto irritado, le acusó de «ocultar la verdad». En cierto momento del interrogatorio, Paul le espetó: «Pero hombre, diga por lo menos alguna verdad». La pregunta era pertinente, pues en los últimos balances anuales de gastos del Instituto aparecían diversas partidas (por ejemplo, una de 600.000 dólares) destinadas al laboratorio de Wuhan. De cara a contextualizar debidamente este hecho, conviene recordar que la Administración Obama prohibió en 2014 los experimentos de ganancia de función en suelo americano al haberse producido varias fugas en algunos laboratorios estadounidenses. Tras esta prohibición, los científicos norteamericanos involucrados en estas tareas se dedicaron a financiar estos experimentos en laboratorios de otros países. Los interrogatorios más incisivos se dirigieron sobre todo a personas que tenían responsabilidad en el manejo de dinero público. Allí no vale aquello de la señora Carmen Calvo de que «el dinero público no es de nadie».

Poco después, el 3 de junio de 2021, The Washington Post comenzó a publicar una serie de más de 500 correos electrónicos datados entre enero y abril de 2020, procedentes del ordenador personal de Fauci. De esta correspondencia de Fauci con otros colegas se puede deducir que se estaba manejando una información interna que no coincidía con la que se estaba dando a la opinión pública. El 31 de enero de 2020, Fauci recibe un correo del biólogo evolucionista Kristian G. Andersen, en el que le señala que el virus presenta «características inusuales si fuese un virus de origen natural», y que «pudo ser diseñado», a lo que él contesta a renglón seguido que «también tiene sus dudas acerca de la procedencia natural del SARS-COV-2». El día antes de su salida de la Casa Blanca, Biden concedió a Fauci un indulto preventivo (sic).

Fauci no enviaba el dinero directamente al Instituto de Wuhan; lo hacía a través de Eco Health Alliance (EHA), organización no gubernamental dedicada a apoyar programas de prevención de pandemias, que ejercía de intermediaria en las relaciones de los NIH con Wuhan. Su director es el zoólogo británico Peter Daszak, experto en zoonosis. Daszak había colaborado en numerosas ocasiones con Shi Zhengli. En los interrogatorios del citado Subcomité aparece como uno de los principales acusados en la malversación de dinero público. Ante la perspectiva de ir a la cárcel, Daszak amenazó con tirar de la manta. En mayo de 2024, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos suspendió toda la financiación a Daszak, alegando que no supervisaba adecuadamente las actividades de investigación del Instituto de Virología de Wuhan, y de que no informaba a las autoridades estadounidenses de los experimentos de alto riesgo.

Por otro lado, la postura del Gobierno chino no ayudó en absoluto al esclarecimiento del origen del coronavirus. Muy pronto persiguió y encarceló a la minoría de médicos que denunciaron la existencia de la pandemia e impuso una férrea censura al respecto. Mantuvo siempre una actitud de escasa transparencia acerca de lo que estaba pasando dentro de China. En fin, no podemos decir que las autoridades del gigante asiático sean muy partidarias de aquellas palabras de Goethe cuando dijo que el pertenecía a ese grupo de personas que «de lo oscuro a lo claro aspiran». En suma, con estos datos en la mano podemos calificar al coronavirus como un virus chino-norteamericano.

Por último, hay que indicar que la actualidad de este tema viene dada por la presentación el 4 del pasado mes diciembre del Informe del Subcomité estadounidense de la Cámara de Representantes acerca de la pandemia del coronavirus. El Informe, de 520 páginas y con dos años de intensas investigaciones a sus espaldas, está concitando un gran interés en la prensa anglosajona y centroeuropea. Entre otras cosas, señala que el virus muy probablemente se escapó de modo accidental del laboratorio de Wuhan, con lo que tendríamos ya el resultado final de este relato casi policiaco.