La niñera
Por San Blas, mimosas, cigueñas y vacuna rusa. Cuando anunciaron la Sputnik V, mucha gente prefirió esperarse a la VI. Nos inyectaríamos los culillos de ... las copas de los bares si hubiera bares. Se quedan sin vacunas las neveras y los políticos, sin género. Ya no venden futuro porque el futuro no existe, y vamos por el segundo año sin sanfermines. Ando por las esquinas, pesaroso y torpe como las moscas cuando termina el verano y presienten la muerte del otoño, y voy calculando cuándo nos pondrán la de Pfizer. Celebro mucho las fibrillas del ARN mensajero y las prosas del 92,6% de efectividad, aunque, si te digo la verdad, echo de menos aquellos días en los que la inmortalidad la garantizaba el rastro de las babas de un miura en la muslera del pantalón. Queda el consuelo del paso del tiempo que sí que pasa, pero nadie sabe a dónde va.
No saldremos más fuertes y tampoco más decentes. Hoy en la sección de descacharres, la abogada de Podemos ha informado al juez que Irene Montero tenía de niñera a una empleada de Igualdad. Qué mejor manera de defender lo público que poner a los niños a cargo de un alto cargo ministerial con sueldo de nivel 30 y más rango que un cónsul. De entre el catálogo de 'nannies' del alto funcionariado de la Administración, mejor que una de esas cariátides que aparecían en aquel vídeo de Japiberdey, me pido que me manden un abogado del Estado que le cante a mi Javier los temas de la oposición, a ver si duerme, el puñetero.
En el alero de la noche del invierno canta mi jilguero 'Manili' la nana enloquecida de los amaneceres, y canta Bárcenas en un escrito a la Fiscalía Anticorrupción. Dice en sus letras -una selva de comas- que Rajoy era «un perfecto conocedor», y a mí el calificativo me suena a revista de fumadores de habanos. También cuenta que delante de él destruyó la contabilidad B del partido en una máquina de triturar papel, a quién no le ha pasado. Hay que tener en casa una pala, sesenta kilos de sal y un aparatillo para destruir contabilidades. El papel es un contrato con el ayer, pero el pasado da más sorpresas que el futuro.
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