Miedo a los jueces y terror al jurado
España se debate en los juzgados. El Parlamento ha dejado de ser el centro de la discusión política. Toda la actividad transcurre entre sentencias y ... autos judiciales. El fiscal general se ha visto obligado a dimitir esta semana tras conocerse su condena por el Tribunal Supremo. Quién iba a pensar que el mayor garante del principio de legalidad iba a terminar como un delincuente, defendido además por el presidente del Gobierno y algunos de sus secuaces ministros, que no dudan en atacar a los magistrados sentenciadores. Incluso piden a la plebe que se subleve contra ellos con una ministra como Yolanda Díaz actuando como una auténtica piquete informativa.
Se quejan de que le quieren quitar el poder a base de resoluciones judiciales de los malvados jueces fachas. Y eso que todavía se desconoce cuáles han sido los motivos por el que han condenado a García Ortiz. Qué cosas. Pero la semana guardaba otro 'hito' más en la degradación que vive la política española. Por primera vez un diputado del Congreso, José Luis Ábalos, ha sido enviado a prisión provisional. Su escaño se traslada a Soto del Real, sede de la golfería nacional. Lo peor de esta degradación es que no se sabe cuándo parará. Quién será el siguiente en ir 'palante'. Todo bulle, se disparan las amenazas de tirar de la manta. Y lo peor es que se da por supuesto de que hay una manta de la que tirar. Ya decía Emiliano García Page hace unas semanas que lo peor de todo es lo que estaba por salir. Y llevaba razón, porque están empezando a salir cosas muy feas. Vendettas particulares entre antiguos compañeros de partido. Vamos, entre el que era el número uno y el número.
Pedro Sánchez y José Luis Ábalos, de los que aún no se sabe si se puede aplicar el tanto monta, monta tanto de la corrupción. Un Gobierno al que le tiemblan las piernas por lo que pueden largar unos presuntos delincuentes. Y eso que era un Gobierno que nació como el gran garante contra la corrupción del país. No se habla de los presupuestos, que se dan una vez más por perdidos, lo cual es ya una tradición en esta legislatura, sino de las cuentas en metálico del PSOE. De las lechugas y las chistorras de los presuntos chorizos que andaban entre prostitutas. Y eso que se autodenominan los más feministas de la historia. De la fontanera que quería cerrar el grifo a los fiscales que querían desatascar las cloacas de un Gobierno cada vez más hediondo. De viejos comisionistas como Aldama que reclama su papel protagonista en este 'thriller' como arrepentido o como el chivato, según el cristal con el que se mire, de esta trama de corrupción que parece que ha galopado a lo largo y ancho de numerosas administraciones del país.
Soto del Real se ha convertido en sede de la golfería nacional y La Moncloa, un palacio numantino
Sin embargo, este calvario judicial que afecta al Gobierno (que no se olvide que Ábalos era ministro de Pedro Sánchez y el número dos del PSOE, pese a que los socialistas lo tratan como si no hubiera uno de los suyos, así como Cerdán) no parece hacer mella en el actual Ejecutivo, al que le resbala absolutamente todo. La ética hace muchos meses que está en el cubo de la basura del Palacio de La Moncloa, que se ha convertido en la Numancia particular del resistente Sánchez.
España no se merece esto. No se merece que se considere normal lo que a todas luces es anormal. No se merece la sucesión indefinida de escándalos, donde el último tapa al anterior. No se merece que toda la actualidad política esté centrada en las salas de vistas de los principales juzgados del país. No se merece que todo se decida entre puñetas de los magistrados que firman la que puede ser la sentencia del Gobierno, al que le aterra por otra parte someterse al jurado compuesto por los millones de españoles que pueden dar su veredicto en unas elecciones. Esa es la única salida noble que le queda a Sánchez, que cada vez tiene peor cara.
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