Entre mascotas y mancuernas
Cuando oigo decir que Juanma Moreno ha aprobado una deducción de los gastos veterinarios de mascotas por populismo me entra la risa floja. Pues claro. ... La mayor parte de las decisiones impopulares de los gobiernos se toman porque no les queda más remedio. Si no, solamente aprobarían cosas populares y justamente para eso: para que les votemos. Lo que pasa es que a veces creen que les vamos a votar por cualquier tontá y no es plan.
Lo que suele pasar en estas ocasiones es que el que tiene un perro y es simpatizante del PP le va a seguir votando, se lo va a desgravar y de camino va a recordar que los socialistas han tomado decisiones económicas populistas, como el bono cultural para los que cumplen 18 años. Y los no simpatizantes van a seguir sin votarles, les van a criticar por populistas y, si tienen mascota, se van a desgravar igualmente los gastos del veterinario, que para eso lo permite la legislación.
Tres cuartos de lo mismo va a pasar con el gimnasio. La pena es que no creo que nadie se apunte y haga ejercicio para deducírselo, pero sí que hay unos cuantos que pagan la cuota y no van casi nunca. Pues mira, menos da una piedra, que no les salga tan mal.
Si de verdad quisieran fomentar que la población haga deporte y actividad física habría que empezar por aumentar las horas de educación física que tienen los niños en el colegio, potenciar las rutas andando para ir a clase. Y para niños y adultos, por ejemplo, hacer más polideportivos públicos. ¿Cuánto hace que no se inaugura uno en Málaga?
Claro que me parece bien que podamos desgravar el veterinario. Faltaría más. Pero puestos a pedir, que se puedan deducir también las gafas, que me salen por un pico. O el fisio, que me lo recomienda el traumatólogo de la Seguridad Social... y me lo tengo que pagar fuera porque la cita con rehabilitación me la dan para cuando el perro ya se ha hecho veterinario.
Así que, queridos Reyes Magos fiscales, ya que estamos con la lista de deseos: menos deducciones simbólicas y más soluciones estructurales. Porque el populismo no es que sea malo… es que cuando solo sirve para rascar votos y no mejora nada de fondo, se convierte en eso: una tontá. Y de tontás, vamos servidos. La buena noticia es que los ciudadanos tenemos algo que decir: el populismo hay que penalizarlo a la hora de votar. A ver si el problema de fondo es que nosotros también somos un poco populistas, aunque lo disimulemos muy bien en las sobremesas indignadas.
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