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8 de marzo

La mayoría de los hombres no ha roto un plato en su vida

Pablo Aranda

Málaga

Miércoles, 7 de marzo 2018, 07:46

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Mañana es más 8 de marzo que nunca y se está consiguiendo lo imposible: que la palabra feminista deje de ser maldita. Cubrir una palabra ... de caca de la vaca dificulta que nos asomemos a lo que hay detrás, pues la caca pringa. Ahora difícilmente se niega que el feminismo sea bueno para todo el mundo y a lo más que se llega es a matizarlo. El obispo de San Sebastián, Munilla, ha distinguido entre dos tipos de feminismos y uno es bueno. El otro no, pues el demonio está en él. Cada cual se agarra al obispo que quiere. Osoro, cardenal de Madrid, no sólo apoya la huelga feminista de mañana sino que mantiene que la Virgen María defiende los derechos de las mujeres. Salvini no es obispo pero, como podría indicar su apellido, quiere salvar a la humanidad, o a la parte italiana de la humanidad. Ha dicho en la campaña electoral que Dios nos ha hecho diversos y ha arremetido contra las escuelas en las que las niñas juegan al fútbol y los niños a las muñecas. Confiesa ser un experto en la película 'Frozen', ya que tiene una hija de cinco años, y no le cabe en la cabeza que en la próxima entrega la protagonista pudiese tener una novia. Pero el asunto no va de Disney sino de seres humanos tan tridimensionales como la hija de cinco años de Salvini, que crecerá en un mundo organizado desde la perspectiva masculina, dirigido por hombres que en una gran mayoría no han roto un plato, y no porque sean buenos y hábiles sino porque nunca han lavado ninguno ni puesto una lavadora ni preparado un almuerzo un jueves (tal vez el domingo, cuando vienen invitados que digan anda, qué tío) ni lavado al padre que no puede lavarse solo ni limpiado el cuarto de baño.

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