María Podemos Guardiola
España no es el falso verano azul de Borja Semper. No tiene nada que ver ya con el miedo inaplazable de Mariano Rajoy y Soraya ... Sáenz de Santamaría con su Brigada Aranzadi con la que perdimos Cataluña. Tampoco con las intrigas de Casado y Teodoro para expulsar a Isabel Díaz Ayuso.
España no es de izquierdas. Por mucho que se empeñe el PP. Los ciudadanos hablaron alto y claro el pasado mes de mayo cuando fueron convocados a las urnas. De forma mayoritaria decidieron que la derecha política, representada actualmente por dos formaciones como son el PP y Vox, debía gobernar encontrando los acuerdos necesarios para acabar con la pesadilla del sanchismo y su gobierno Frankenstein. A todos les quedó claro, excepto a María Guardiola en Extremadura. Nadie la conocía en España hasta que decidió darle una última oportunidad a Pedro Sánchez con su negativa a pactar con Vox. Los extremeños sentenciaron al PSOE por su incapacidad para sacar a su tierra de un atraso de décadas. La elegida para sustituir a un Monago entrado en kilos y con exceso de pelo trasplantado, le ha hecho un roto a la estrategia de Feijóo para alcanzar la Moncloa. Sus líneas rojas la convierten en la nueva Irene Montero y su hombre blandengue. En su minuto de gloria rectifica el mandato de los extremeños en los medios de propaganda de la izquierda, cayendo en el error histórico de la derecha política que es el de despreciar a sus bases. Ella se cree más inteligente que sus votantes porque una corte de asesores le han vendido que será la nueva Ayuso rural. Su triunfo se lo debe a los votos prestados que las siglas de su partido le han confiado.
María Podemos Guardiola compra el discurso de segunda mano de la izquierda, lo disfraza de dignidad y le da alas a sus adversarios. ¿Hasta cuándo?
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