Marbella no se merece tener playas tan malas
Si nos atenemos a la concesión de las banderas azules, Marbella tendría que sacar pecho, porque es el municipio andaluz con más distinciones de este ... tipo, nada menos que once. Sin embargo, esto no es sinónimo de tener unas playas medianamente buenas en lo básico, que no es otra cosa que el agua y la arena. Estas banderas premian más los servicios, como chiringuitos, accesibilidad, duchas, que la propia playa en sí. O sea, lo accesorio. Cualquiera que conozca mínimamente Marbella, más bien sus playas, sabe que estas son realmente malas. Sí, malas, hay que decir la verdad sin tapujos, sin engañar a nadie. No todas, porque en la zona este del municipio, sobre todo la de Cabopino, hay arenales realmente buenos y el agua suele estar transparente. Pero esto es una raya en el agua. Las playas del centro de Marbella y las de San Pedro Alcántara son infames. En algunas de ellas no hay arena, sino una montaña de rocas, como por ejemplo, en la de Guadalmina, donde es realmente insultante utilizar el término de playa para definirla. El problema de estas playas se le achaca a las corrientes de levante y de poniente, que es cierto que quitan y ponen arena según sople el viento y la marea. Pero desde hace mucho tiempo estas circunstancias se pueden corregir por la acción humana, que 'per se' no supone algo malo ni dañino contra el medio ambiente. La solución pasa por instalar unos espigones subterráneos, pero pasan los años y la burocracia los mantiene enterrados y no precisamente bajo el agua. Mientras tanto, los aportes de arena son un parche necesario, pero el año pasado había presupuestados 1,3 millones de euros por parte del Gobierno y no se echó ni un grano. A ver si este año hacen algo antes de que comience el verano. Se achaca también a que el proyecto está parado a falta de un informe de Medio Ambiente de la Junta, que también tiene su parte de culpa en estos retrasos. No se sabe si la ley que va a simplificar los trámites burocráticos de la Junta que con tanto orgullo airea el Gobierno de Juanma Moreno va a acabar con el tapón histórico de los informes sectoriales, sobre todo, en materia medioambiental y cultural. Es sangrante que Marbella, que vive básicamente del turismo, siga teniendo unas playas tan malas desde hace muchos años. Desesperante.
Lo más grave de todo no es este proyecto en sí, sino la sensación que hay de que se maltrata a la localidad costasoleña, pese a ser el referente mundial de la Costa del Sol. En numerosos países se conoce más Marbella que la propia Málaga. Eso es así. No es normal que sea el municipio de más de 150.000 habitantes que no está conectado por tren y que se dude de su puesta en marcha por su alto precio, por lo que la sensación que se desprende desde el Gobierno es que este proyecto se va a quedar en el cajón al menos durante esta legislatura. ¿Y por qué este maltrato histórico a Marbella, pues los anteriores ejecutivos del PP tampoco han apostado por ella? Quizá sea porque se vislumbre como una ciudad donde habitan todos los malhechores del mundo y que es una de las cunas mundiales del lujo y por eso se le trata con cierto repelús. Pero no se debe olvidar que en Marbella están empadronadas actualmente 165.871 personas, que como es lógico pensar no son delincuentes ni forman parte del selecto grupo de millonarios que sin duda también vivirán en la localidad marbellí. La inmensa mayoría de los residentes es gente absolutamente normal, que tiene las mismas necesidades que otros habitantes de la Costa del Sol o de cualquier municipio español. Y es lamentable que por una imagen distorsionada de Marbella, por un injustificado prejuicio, paguen el olvido histórico que sufre la ciudad por parte de las administraciones, sobre todo, la central. El asunto de las playas no deja de ser un síntoma de lo que ocurre allí. Y Marbella, entre otras muchas cosas, no se merece tener unas playas tan malas ni sufrir un déficit de comunicaciones como ocurre con el tren.
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