'Maderfáquers'
España es un país como de catalejo. Vamos navegando por este valle de lágrimas, enfocando objetos que se aparecen en el horizonte y que miramos ... muy de cerca. De pronto, nos movemos por efecto de la marejada, perdemos el objetivo y nos fijamos en otra cosa. Ahora estamos en lo de Estados Unidos. Tengo la sensación de que las presidenciales de allí nos importan más que las generales de aquí. Terminaremos el día de hoy conociendo con mayor propiedad la composición del Senado norteamericano que el nuestro. Es curiosa esta cosa de saber cuál es la tendencia electoral del cinturón del óxido y no saber qué vota Lleida, pero aquí estamos, saltando entre estados clave y de sorpresa en Massachussets como si fuera Balaídos.
En Alabama, Tezanos le daba la victoria a Pedro Sánchez. Siempre es verano en el CIS de Tezanos, dicen por allá, aunque llevemos puesto el gotero del remdesivir, la pistola del confinamiento en las sienes de diciembre y la pregunta de quién será el Trump español. En la rotonda loca de debajo de mi casa hay gente que ya se insulta en inglés y se grita 'maderfáquers'. Cabe la posibilidad de que en el futuro se hable inglés y catalán sin que se conozca el castellano ni quién fue Isabel Celaá. Yo no sé si Sánchez es Trump con la mano de Obama para la canasta; lo que sé es que Kamala es Carmen Calvo pero de Cabra, descendiente de los Micosukee del PSOE andaluz de la Subbética de Córdoba, tótem y danza de la lluvia con zarcillos.
Vamos a necesitar todos los héroes y algún villano. La única lengua vehicular está siendo la de la desgracia y esta sensación pegajosa de que estamos de prestado. Pronto seremos polvo y deudas. Pero con algo hay que entretenerse, así que pasamos de contar ingresos en la UCI de Melilla a contar los votos de Pensylvannia y soñar la felicidad en la caída de la melena rubia de las republicanonas de las tertulias de la Fox. Atentos a si impugnan el recuento en Michigan, confirmamos que en cada español vive un seleccionador nacional de fútbol, un guionista de los Goya, un fiscal del Supremo y ahora también vive Aaron Sorkin.
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