Lucidez del corazón
Este verano, o el que vendrá, porque todo llega, puede convertirse en el mejor de tu vida si lo vives con corazón y en libertad. ... Llegar a ser tan absolutamente libre, en un mundo sin libertad. He ahí el reto. Hasta el punto de que la misma existencia sea un acto de rebelión. No es mala sugerencia, en este caso, de Albert Camus. ¿El aliado para tamaña empresa? El corazón. Un corazón apasionadamente lúcido, encarnizadamente pertinaz, deliciosamente vivo. Este tipo de corazón es el mejor antídoto al engaño. Y el mejor cómplice para transitar por las sendas de la verdad y la libertad.
Ha tocado en suerte una sociedad de muchos corazones fáciles. Volátiles, frágiles, líquidos. Muchos sentimientos se descubren sin orden y concierto sometidos al huracán de las sensaciones del momento, de lo que surja, de lo que fluya. ¿No será urgente tarea cuidar el corazón y la libertad? Existe el riesgo de sucumbir a la tiranía del deseo maquillado de corazón. Una dictadura que nos conduce cogidos de la mano, o de otra parte del cuerpo, por el camino del instinto ciego.
Hoy se evidencia en no pocas personas la prioridad de lo instintivo y animal frente a las pasiones que hacen mejores personas. Hay deseos que se tornan adictivos hasta el punto de ahogarnos en nuestro propio vómito o lecho.
El corazón que ama de verdad deja en libertad, busca plenitud y no se deja perder en vaivenes emocionales. Apetecibles pero coyunturalmente vacíos. Aunque aparezcan inicialmente, furtiva y fugitivamente como sabrosos. El corazón verdadero no teme la ventolera de los sentimientos y juega la carta del compromiso afectivo y efectivo con verdad y fuerza. ¿Cómo se consigue este corazón? Cuidando la elección de nuestros tesoros, de nuestras ambiciones, de nuestros afectos. Porque donde colocamos el tesoro, allí sin falta, colocaremos el corazón. Lo advierte Jesús de Nazaret. No vale engañarse: el cultivo de algo conduce a la afición por ese algo. Conviene preservar la salud del corazón. Analicemos con lupa tesoros, ambiciones y afectos. Y cuando haya que eliminar lo que amenace la integridad del corazón, hágase. No está de moda sentir y amar así. Lo sabemos. Tampoco está de moda el silencio y en el silencio nace toda palabra. Cuida el corazón más allá de toda moda. Más allá de toda sumisión. Vivir así vale la pena. Tengo la seguridad de que lo sabes.
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