Largo Zapatero
España es una campaña electoral. Una promesa eterna. El regate corto a la inteligencia. Altos cargos distraídos y distrayendo. Palmeros y amanuenses. Escribas y fariseos.
Es un secreto a voces que Pedro Sánchez quiere que José Luis Rodríguez Zapatero regrese a la primera línea política. Fuentes socialistas filtran que está situado en el mejor lugar para encabezar la lista del PSOE en las elecciones europeas del próximo 9 de junio. Según las mismas, entienden que es uno de los mejores activos socialistas, ya que fidelizaría el voto más radical y frentista del sanchismo, gozaría de simpatías entre el electorado huérfano de Podemos, no molestaría a los secesionistas y enervaría al centro-derecha. En la película que se han montado, encontrarían en Zapatero al mejor aliado para ejercer influencia en Europa de los intereses inconfesables del Grupo de Puebla, y al más tenaz defensor de la amnistía a los golpistas catalanes ante las instancias europeas. La 'zapateromanía' se ha desatado en Ferraz, de hecho, va a participar muy activamente tanto en las campañas electorales previas del País Vasco y Cataluña. Pedro Sánchez le ha pedido a ZP que le conceda su 'último baile'.
Ambos se sienten herederos del siniestro socialismo de Largo Caballero. No asumen los logros de los suyos en la Transición y relegan al ostracismo a los gobiernos de Felipe González. El legado de ZP fue un país en la ruina, una ley de desmemoria histórica, y unos nacionalismos extremistas resucitados. Pedro Sánchez ha asumido su visión excluyente de la realidad y ha multiplicado por cien su desprecio por la verdad.
Largo Zapatero es el nexo de unión entre el socialismo radical del 'Lenin español' y el sanchismo. La posverdad con rostro amable. La permanente utilización de los resortes del poder para excluir al adversario. La línea que une al Frente Popular con sus excesos, la desaceleración positiva de ZP y la polarización de Sánchez. Sin duda, será dura la caída.
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