Koldo Ábalos Sánchez
La corrupción es una mentira con pasado. Una vuelta al calcetín de lo justo. El poder dejándose manosear por listos de nuevo cuño y mangutas. ... La alegría del dinero ajeno. El dolor de barriga de la democracia.
La Guardia Civil detuvo al socialista Koldo García Aguirre esta semana por formar parte de una trama criminal que se lucró vendiendo productos sanitarios durante la pandemia. Presuntamente cobraron comisiones abultadas e ilegales con sus empresas. Se le imputan delitos de organización criminal, tráfico de influencias y cohecho por contratos con varias administraciones. El Buscón navarro encontró lugar propicio para sus peripecias en múltiples consejerías y ministerios que no dudaron en comprar lo barato caro, conocedores de su linaje. Elegido por Santos Cerdán, acogido por Pedro Sánchez y elevado por José Luis Ábalos, no necesitaba ninguna carta de presentación para campar a sus anchas por las moquetas de los despachos oficiales. No tuvo que embaucar a nadie ni recurrir a violencia alguna para conseguir contratos multimillonarios. «Un inagotable aizkolari contra las injusticias, un ejemplo para la militancia», escribió Sánchez de él. Harto de la vida barata, de las noches broncas y oscuras de portero de mancebía, pasó a ser todo un personaje que alcanzó su gloria en el 'Manual de resistencia' de su mentor. Caducada ahora su valía, pronunciar sólo su nombre se ha convertido en herejía para todo el sanchismo.
La moral bellaca de los corruptos se resume muy bien en el refrán español: «Haz como vieres». A esa filosofía de vida se acogió el chófer de los EREs, el olvidado tito Berni, y puede que también lo haga ahora Koldo que se siente abandonado por los suyos en su papel de cortafuegos. Nadie de las letrinas del poder deja en manos de un pícaro de su altura el botín sólo en sus manos. Que nunca olvide Koldo que robar en su caso ha sido perder para que otros ganen.
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