Junto a la mar 'bravida'
INTRUSO DEL NORTE ·
Sólo nos queda el humor, sólo nos queda la gloriaVan pasando los días, y no me acuerdo de Chiquito. Va acabando el mes en el que murió, hace unos años, y desde entonces Málaga ... y España se han quedado como destetada de vida. La fotografía de Larios del Policía impresiona, pero aquí es una cosas rara, pues el malagueño y el español es de salir. Pienso en que este año no le he hecho el homenaje que le debía a Gregorio Sánchez al que, incluso la RTVE de la locutora Mateo, le dedicó un especial.
Hemos perdido el humor, y así reflexionamos sobre la cosa con Ángel Garó y Alcalá Malavé con una salsa que Garó, nuevo tanguista, nos regala. Si la ley Celaá hará a los piarderos ministros, la ley de prensa que nos proponen éstos nos prohibirá cualquier chiste de Chiquito. Ésos son los tiempos que se nos avecinan, para mal o para peor.
Qué humor aquel sin mascarillas, sin cartas de Pedro Sánchez a la militancia lobotomizasa. De cervezas en lo de Farid y besos en el espigón, de ser libres sin horas, de motos con el Caco y de ir al Limonar a buscarla. Esa libertad la hemos perdido para siempre mientras aquí, en la siesta, suena Alberto Cortez y la nostalgia nos va llegando en la tarde que llega tan pronto que incluso adelanta al BOJA.
Pero yo me acuerdo de Chiquito, ahora que tienen verificadores de las prosillas: de las mías, de las de Sampalo, de las de Chapu Apaolaza o de las de nuestro querido Pablo Aranda al que no le cayó esto de la censura porque se fue a las regiones celestes.
Chiquito de la Calzada fue el último de los hombres libres, y no lo sabíamos, y tengo alumnos a los que hay que explicarles que el diccionario -y España- cambiaron para bien cuando Gregorio pegaba dos saltos y nos visualizaba a los enanos amantes de los bares.
Ahora me acuerdo de aquel día en que abrí portada con su muerte, y me va doliendo como una nevera vacía en el pecho esto de que nuestro país se vaya quedando sin humoristas blancos y se vaya trufando de multas al que piensa y se descojona diferente. Ahí me tendrán, con el tito Margaro y el Tito Miguel, y el Tito Sarria y el Tito Garó.
Caen nubes frías sobre Málaga, las que en otros años preñaban de nieve Alfarnate. Nos cae encima a Celaá con su truño maléfico, yo monto en bicicleta y escuchando a Chiquito de la Calzada 'me se vuelven' a las meninges aquel poema: «Ansia de patria y libertad henchía/sus nobles pechos que jamás temieron,/y las costas de Málaga los vieron/ cual sol de gloria en desdichado día».
Junto a 'a la mar bravida', sí, a acaso porque en España nos siguen fusilando civilmente a los humoristas. Esta semana la Fun. Alcántara hablará de eso.
Bendito sea Manolo y lo que deja...
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