Iván Feijóo Redondo
El debate es la antesala para la derrota del embaucador. La política sin burladero. El tormento que desnuda la sonrisa del prepotente. La desesperación para ... el que necesita la victoria. Pedro Sánchez el pasado lunes frente a Alberto Núñez Feijóo.
El 10 de julio el secretario general del PSOE salió derrotado ante su adversario político con sudor, armas y bagajes. Fue un púgil a la deriva que se desgastó con golpes al aire. En su rincón se encontraba Óscar López, que nos recordó más a Antonio Ozores que a un jefe de gabinete al uso. ¿Qué coño prepararon durante cuatro días? El electorado fiel 'sanchista' había abrazado con fe la estrategia de los dos Migueles, el periodista José Miguel Contreras y el ejecutivo de Prisa Miguel Barroso. Ellos forzaron el adelanto electoral y diseñaron la campaña televisiva con la intención de que el PSOE pudiera salvar los muebles. La realidad ha sido otra, el experimento monclovita del 'kamikaze tour' en los medios de comunicación ha conseguido desnudar a Pedro Sánchez. El disfraz de empatía con el que lo vistieron sólo les sirvió para ganar tiempo unos días. Se empeñó en discutir para probar su solvencia, pero sólo demostró su ignorancia y desesperación en el clarificador debate.
En este momento de tribulación muchos recuerdan al todopoderoso Iván Redondo, que fue expulsado del paraíso monclovita ese mismo día pero de hace dos años. La soberbia del líder le hizo creer que él no necesitaba al que todo le consiguió. Lo sustituyó por un Bolaños que demostró su nivel cuando fue frenado en seco por una sencilla jefa de protocolo en Madrid o cuando vertió sollozos el día que el teléfono móvil de su jefe fue espiado. López, Bolaños y los 'Migueles' son meros aprendices a su lado. Iván Feijóo Redondo degusta su venganza narrando el final del 'sanchismo' y la victoria del gallego del PP.
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