Secciones
Servicios
Destacamos
Casasola ya está aliviando su pesada sobrecarga. Paradojas del clima mediterráneo, agravado por el calentamiento global, de la sequía más extrema se ha pasado al ... lleno absoluto, en una presa que precisamente sirve cuando está medio vacía. Entiéndase bien, que toda agua es bendita en esta tierra, pero en este caso la función primaria de la infraestructura no es almacenar, sino evitar que Campanillas se inunde. Y cumple más o menos bien con su función, hasta que falla, como de hecho ha ocurrido esta vez. Es cierto que ayudó a evitar que el desastre fuera mayor, pero no se pudo gestionar como habría sido necesario. Para el recuerdo queda la bonita cascada que dibujó esos días el aliviadero superior.
Todos los ingenios del hombre son susceptibles de averiarse. Y un embalse no es más que eso: una estructura con mecanismos y engranajes. En Casasola, los aliviaderos de fondo quedaron obstruidos por los arrastres y toneladas de sedimentos tras las danas de diciembre. Todavía no se ha podido solucionar el atoro, y tan mal está que han tenido que puentear otra tubería, la de abastecimiento, para que alivie poquito a poco, y a ver si así se consigue llegar hasta lo que sea que tapona las salidas inferiores y poder restablecer su operativa normal.
Todo esto ha ocurrido en Casasola, en Campanillas, y dice el refrán que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. No ha pasado esta vez, pero nadie puede garantizar que algo así pudiera suceder alguna vez también en El Limonero, que protege al Centro de Málaga de las agresivas avenidas del Guadalmedina. En un momento de lluvias torrenciales, con el pantano hasta arriba, sin posibilidad de regularlo y con los arroyos urbanos metiendo agua a bomba llena en el curso bajo, pues igual nos encontramos a los patos chapoteando en la calle Larios...
El cauce está en el foco del debate porque el alcalde, Francisco de la Torre, está empeñado con sus puentes plaza, o plazas puente, o lo que es en realidad: un semi embovedado de algunos tramos. Con semejantes antecedentes, el veterano ingeniero Manuel Olmedo, que lleva más de medio siglo siendo el vigía del Guadalmedina, ha puesto sobre la mesa una serie de medidas paliativas que habría que adoptar antes de tocar el cauce, para que agua tenga otras vías de evacuación alternativas. No es difícil de entender: para cualquier obra que implique modificar las condiciones de seguridad de un río que atraviesa una ciudad como Málaga hay que tener un plan B, C y hasta Z, si hace falta. Sus ideas ya están en la hemeroteca: nadie podrá decir que él no lo avisó...
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.