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Hombres sabios

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Lunes, 16 de abril 2018, 08:06

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El poeta y periodista Manuel Alcántara, y el académico, político y docente Antonio Garrido -a título póstumo-, han recibido la Encomienda de la Orden de Alfonso X El Sabio, uno de los máximos reconocimientos civiles a los que se puede aspirar en España. La sabiduría que encierran los hombres de letras es grande. Sabiduría, letras y cultura se coaligan de manera bella y magnífica en las personas que gozan de estos talentos. Es una coalición que construye sólidamente, siembra paz y permite ver la sociedad con ojos críticos. La sabiduría ilumina el mundo con la palabra; las letras ofrecen paisajes íntimos en los que adentrarse y la cultura abre a nuevos y maravillosos mundos. Todos, de una u otra manera, hemos podido disfrutar en algún momento en nuestra vida de la aportación de este trío de póker. En este juego si hay un empate: el trío más alto gana. Todo un símbolo de lo que debemos aspirar para ganar la partida de la vida: cultura, sabiduría y letras. Esta combinación tan bella como necesaria conducirá irremediablemente a la bondad si el conocimiento que se adquiere está fundado en la verdad íntima del ser. Aquella que no se predica, ni se enseña, ni se impone. La bondad contagiosa, la de verdad; la que crea un clima de bondad. La que cambia la vida. La de uno y la de los demás. Porque entre otras razones la bondad lleva consigo no quedarse callados, silenciosos y pasivos cuando uno ve el sufrimiento. Y eso alivia en un mundo perezoso hasta el punto de asustar porque desconcierta. Y es que la libertad es amiga íntima de la sabiduría.

Coincidiendo con el fallecimiento de otro grande de Málaga, Chiquito de la Calzada, el actor también malagueño Salva Reina decía que «solo un genio es capaz de cambiar la forma de hablar de un país». Algo así ha pasado con los galardonados, Alcántara y Garrido y con tantas otras personas, más o menos anónimas, que con su sabiduría aportan riqueza a la sociedad. Muchas de ellas, quizá se encuentren en nuestro ámbito cercano y convivamos con ellas a diario. Es posible que nuestras abuelas y abuelos, padres y madres sean fuentes de sabiduría, cultura y acerbo lingüístico. Personas que han sabido catalizar todo lo que la vida le ha ido ofreciendo hasta el punto acercarnos a la esencia de la vida de manera sencilla, contundente y bondadosa.

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