Algunos hombres buenos
La justicia es el triunfo de la verdad. Una victoria sin premio de consolación. La realidad que detesta el silencio cómplice y la imparcialidad de ... los hombros encogidos.
La política en España experimenta con la verdad a diario. Los límites desaparecieron hace tiempo. Se construyen espacios de intereses obscenos compartidos sin disimulo. La agenda oculta de muchos políticos acapara la actualidad, por encima incluso del debate de las ideas o los proyectos. Se han convertido en los auténticos herederos del peor 'Sálvame', donde lo relevante no eran las historias de las que hablaban sino los excesos de los propios personajes. ¿Política basura? En democracia, si se desprecia la verdad y la justicia, lo real se convierte en trágico. La defensa de la libertad se convierte en estos tiempos de zozobra en el último refugio seguro.
Esta semana conocimos a algunos hombres buenos en España que han encarnado el lema de lo digno: aunque todos lo hagan, yo no. Manuel García Castellón, juez de la Audiencia Nacional, defiende en su último escrito que su misión es promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad. Tras investigar y valorar los hechos, no ha dudado en calificar de terrorismo los delitos perpetrados por la organización Tsunami Democratic, en los que están imputados el expresidente catalán Puigdemont y otras once personas, entre ellas Marta Rovira. Por otro lado, los tres letrados adscritos a la Comisión de Justicia del Congreso, Piedad García-Escudero, Isabel Revuelta y Fernando Castillo, en su informe preceptivo cuestionan la constitucionalidad de la ley de amnistía propuesta por el PSOE, señalando la indefinición de los delitos, la inclusión de la malversación y la exclusión de los delitos de terrorismo, como puntos de fricción. Los cuatro sostienen, con valentía y la insistencia de un grifo mal cerrado, que la democracia no resiste al margen de la ley.
No todo está perdido. 'Sálvame' desapareció.
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