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Histeriosis

Me llama la atención como irrumpen en los noticieros y en las conversaciones cotidianas personas, cosas y situaciones que nos eran totalmente desconocidas

Miércoles, 28 de agosto 2019, 07:38

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Líbreme Dios de festinar una situación que puede afectar gravemente a más de uno, 152, creo, distribuidos en buena parte de España aunque Andalucía lleva ... la mayor parte. Es que me llama la atención como irrumpen en los noticieros y en las conversaciones cotidianas personas, cosas y situaciones que nos eran totalmente desconocidas hasta ayer y que hoy adquieren importancia colosal. Por suerte desaparecen, devoradas por el cúmulo de novedades que nos atosigan pero nos dejan con un sentimiento de inquietud porque no sabemos nunca el desenlace. Simplemente dejan de bombardearnos con ellas y no se habla más. Me atemoriza que se nos esté ocultando algo y que, de repente, aparecerá su porfiada faz. Recuerdo la crisis griega. A poco de asumir un gobierno populista con un ministro de economía guapetón que se paseaba por Europa desafiando a la todopoderosa Comisión, se desveló que la situación económica de la azarosa península era insostenible. Pero del todo, que las piscinas no registradas -ahí aprendí que había que registrarlas- eran la inmensa mayoría, que si no concurríamos a rescatar al padre de la civilización occidental todo se iba a la porra, que era cosa de días e incluso de horas. Alguna noche me costó conciliar el sueño suspirando por el país helénico y alguna mañana, mi primer pensamiento iba a solidarizarme con aquellos pobres que sufrían el embate de la catástrofe inminente. De repente, el tema desapareció y, al menos yo, me quedé con las ganas de saber en qué paró la cosa. El hombre encargado de las finanzas se hizo humo ante el desencanto de muchas señoras porque era atractivo el fulano, no se vendió, que yo sepa, ninguna isla -porque se decía que una de las soluciones posibles era enajenarlas a caprichosos americanos aspirantes a emular al griego de oro, el Partenón sigue ahí con sus cicatrices provocadas por Elgin y no parece que el fin del mundo haya acaecido. Sobre el Partenón tengo noticias de primera mano porque pequeño Sebastián me las proporcionó bastante después del descalabro que se nos anunciaba con insistencia.

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