El paisaje, esa cosa inconcreta y subjetiva, parece estar más cerca de todos desde que muchos se han echado a seguir senderos y a subir ... montes, escapando del encierro colectivo. Ahora que los malagueños además de mirar al mar vuelven sus ojos hacia atrás pueden constatar que el diente de sierra que compone el fondo de nuestras fotos playeras no es de cartón-piedra. El perfil de la Costa lo construye una tierra escarpada que sube y baja cien veces, si uno intenta atravesarla en línea recta. No es un recortable, tiene profundidad y esconde una gran belleza. Después de adentrarse en el interior de Málaga, para comprender mejor esta tierra, es oportuno acercarse a leer los mapas. Desde ellos es posible volver a visitarla si el que lo hace recibió a su tiempo una lección de geometría. Como el matemático con los números, el geómetra fue un enamorado de la tierra que se zambulló entre arcos, puntos y rectas hasta que consiguió plasmar en un papel, las líneas que él veía en animales y piedras, en montañas y ríos.
Arquitectos y profanos nos apasionamos ante los diseños del finlandés Alvar Aalto; pocos saben que la geometría que los hace posibles viene de las líneas que dibujan los bosques y los lagos de su tierra. Los hay que nos emocionamos ante la espiral de la concha de un caracol, al recordar la que dibujó un día el maestro Le Corbusier para explicar su idea del proyecto de un museo de crecimiento ilimitado. Los médicos tienen la necesidad imperiosa de dibujar para poder entender cómo los distintos tejidos que nos recorren por dentro se superponen sin pisarse, se entrelazan sin estrangularse, para acabar envueltos en una estampa que se configura distinta con cada movimiento de nuestro cuerpo mientras éste permanece siendo el mismo. Los químicos sueñan con triángulos y hexágonos enlazándose en tres dimensiones para imaginar nuevas moléculas. Hay una geometría del corazón pues hay medidas en el tiempo para ritmar la música.
La geometría es una herramienta más para explicar la naturaleza, una etapa en el camino para encontrar belleza. Dicen algunos críticos que Cézanne pintaba y volvía a pintar la tierra de la Provenza, componiendo figuras geométricas puras, conos y cilindros, sólo con manchas de color. Con geometría y color nos descubrió el paisaje. Pensaba Ortega que el paisaje de un lugar es lo que se nos presenta a la vista, mientras su geografía es la que lo explica, la que lo hace posible. La geometría es llave que abre la caja donde se esconden las leyes que subyacen bajo la tierra ¿Debe o no debe el que se emociona con el paisaje atender a las líneas que dibujan agua, aire y hombre con sus huellas? ¿Debe la ciudad del hombre que se quiere en armonía con su paisaje descubrir y atender a su geometría?
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