Ganan Sánchez y el PSOE

Otro de los vencedores ha sido Pablo Iglesias, que ha superado todas las expectativas de Podemos. Muchos avisaban del desmoronamiento de la izquierda radical, pero sus resultados le permitirían entrar en el Gobierno. Sin embargo, Sánchez necesitará más apoyos, que podrían salir del nacionalismo vasco o del independentismo catalán, que han mejorado sus resultados y ganan poder negociador.

La paradoja es que PSOE y Ciudadanos sumarían con facilidad una mayoría suficiente, pero los enfrentamientos entre Sánchez y Rivera complican un pacto que del centro derecha vería con muy buenos ojos, sobre todo para evitar la entrada de Podemos en el Ejecutivo, especialmente por la filosofía económica y fiscal del partido de Iglesias.

Ciudadanos tuvo una noche agridulce. Sus buenos resultados son indudables, pero insuficientes para convertirse, si quiera, en el líder de la oposición. El principal obstáculo de Ciudadanos es que su líder, Rivera, está obsesionado en ser lo que los resultados aún le niegan.

El bloque de las tres derechas es el gran derrotado, con una lucha fraticida que ha dejado la derecha hecha trizas. La irrupción de Vox es importante, pero por debajo de sus expectativas. El partido de Abascal, más allá del ruido, tendrá difícil influir en la vida política española. Al menos, de momento.

Y el PP de Pablo Casado es el gran derrotado con los peores resultados de su historia y con un horizonte incierto. Casado tendrá que afrontar la peor crisis del PP con escasos apoyos y avales.

Es el turno de Pedro Sánchez, legitimado para presidir esta nueva España con un hemiciclo que se vislumbra complejo, incierto y enfrentado.