Frustración crónica
Los dos grandes partidos no son justos con Málaga y la Costa del Sol, y eso les pasará factura...
Una frustración crónica. Hoy por hoy, no hay forma de definir mejor la sensación de ser y de vivir en Málaga y la Costa del ... Sol. Es triste comprobar el maltrato sistemático al que, con honrosas y escasísimas excepciones, las administraciones someten a los malagueños, que son todos los que deciden serlo. Siempre hay otro territorio u otro proyecto que tiene más prioridad que este, porque todavía hay quien dice que nosotros ya recibimos mucho en otros tiempos. Y es cierto que la provincia vivió grandes avances, sobre todo en la época de Magdalena Álvarez en el Gobierno central.
Pero no es menos cierto que este es, junto con Madrid, el territorio que más crece y que más población recibe. También, uno de los que más empleo genera y que más dinero aporta en impuestos a la cuenta común, por gracia del denostado turista. Pues no vuelve ni una ínfima parte de lo que se recauda, y aquí, literalmente, ya no se cabe. La única forma de equilibrar es con más infraestructuras. No hay otra. De lo contrario, en breve plazo el colapso nos hará morir de éxito. Las colas para todo, especialmente en el entorno de la capital y de Marbella, son crónicas y suceden a cualquier hora.
Frente a esa dura realidad, ayer vino una delegación del Ministerio de Transportes y nos contó que sí, que lo saben y que están en ello. Que la autopista y la autovía necesitan más conexiones entre sí, para que la primera realmente sirva a los residentes y no sólo a los turistas; y que algún día el Cercanías pasará cada 15 minutos y que habrá tren litoral. Pero que, de momento, toca ajo y agua, es lo que hay. Nada de mejoras a corto plazo para hacer mínimamente más llevadera la vida de los ciudadanos. Pero tampoco se ve la decisión necesaria para impulsar las medidas a medio y a largo. Sólo hay estudios...
Lo malo es que al otro lado del tablero tampoco pinta mucho mejor para Málaga. De nuevo, por parte de la Junta, muchos informes, pero ladrillos, los justos. Que si bien es cierto que a la variante de Rincón hay que darle una solución, no lo es menos que un tranvía desde allí hasta el Centro de Málaga mejoraría muchísimo el escenario de la movilidad. Por no hablar de Ronda y de la autovía del Guadalhorce, el área de expansión natural de la Gran Málaga, que tienen literalmente carreteras del siglo XIX.
Ante este frustrante escenario de confrontación política permanente, de agravio comparativo y de falta de soluciones a sus problemas, los ciudadanos hartos buscarán alternativas políticas. A los dos grandes partidos, la desidia con Málaga les pasará factura, al tiempo...
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