La Costa del Sol, sobre todo Marbella, siempre han sido destinos elegidos por personajes conocidos popularmente por sus actividades, ya fuesen cinematográficas, deportivas, políticas, literarias ... o musicales, principalmente. Otros lo eran por pertenecer a determinadas familias, aristocráticas o no, pero con un apellido que había pasado de generación en generación y hacía mantener la fama a los descendientes, aunque no se conociera muy bien cuáles eran sus ocupaciones.
Sobre todo en la década de los ochenta del siglo pasado se produjo una eclosión de la presencia de personajes famosos en los incontables actos (festivos sobre todo) que se organizaban en todo el litoral, ya fuese por empresas o entidades de diverso tipo que aprovechaban su presencia, o bien por ellos mismos, siguiendo la tendencia de estar en primera linea de una actualidad recogida por numerosos medios de comunicación.
Con el paso de los años han cambiado mucho las cosas, tanto la presencia de esas caras conocidas como la clase de personajes que suelen asomar la cabeza por los sitios de moda. No hay más que fijarse en algunos programas televisivos llamados `realities´, sobre todo en las versiones catalogadas como vips, para comprobar a que clase de personajes se les pone esa etiqueta. En algunos casos ni siquiera se sabe quienes son, al menos por una mayoría de personas que no dedica su actividad diaria a seguir todo tipo de cotilleos. Pero eso no importa, porque algunas cadenas se empeñan en mostrar continuamente a ciertos elementos hasta llegar a convertirlos en famosos siempre que den rentabilidad. Llegado el caso se utiliza a los propios presentadores o colaboradores del programa y se les convierte en lo que sea necesario, sacando asuntos íntimos con polémicas añadidas para formar un círculo cada vez más amplio difícil de parar y de entender. Eso sí, todo el mundo participando de las ganancias, que es lo que mueve este cotarro.
Viene todo esto a cuento porque algunos de estos personajes intentan dar continuidad a su presencia en televisión ofreciéndose después a algunos establecimientos de hostelería o de ocio intentando cobrar por su presencia, aunque solamente los reconozcan en su casa a la hora de comer y no todos los días. Ha ocurrido este verano en varias zonas turísticas, entre ellas la nuestra, en la que han intentado «actuar» algunos de estos jóvenes en algunas fiestas, para firmar autógrafos. Su mérito ha sido el de haber participado un par de veces en esos programas a los que se presentan quienes creen que tienen un físico maravilloso y que con eso se le abrirán todas las puertas. Por lo general han recibido un portazo en las narices, pero suele haber quien entra en el juego, lo que le da motivos a los ínclitos personajillos para considerarse a la altura de Julio Iglesias o la princesa de Mónaco.
Lo cierto es que en Marbella ha llegado a darse un caso absolutamente esperpéntico. La acción se situó en la entrada a las instalaciones de Starlite un día de concierto este verano. Una acción imprudente de un vehículo provocó la actuación de la policía local, que se encontró con una pareja de jóvenes en actitud ciertamente chulesca y alardeando de que eran personajes televisivos. Los policías cumplieron con su obligación y el caso terminó en el juzgado después de que la chica que viajaba en el coche, una tal Sofía, asidua de la tele basura, gritara continuamente a los agentes «¡soy famosa, soy famosa!», como si con ese argumento invocara una patente de corso para verse libre de cualquier medida sancionadora, amenazando además a los agentes con contarlo todo en televisión. Lo cierto es que lo hizo, con toda clase de incongruencias y chorradas. Y seguramente le pagaron por eso, lo que da una idea de cómo
Cómo ha cambiado el cuento, le dijo el lobo a Caperucita.
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